A pesar de los esfuerzos continuos de Boeing y la NASA para solucionar los problemas de la Starliner, que incluyen fallos en los propulsores y fugas de helio, los directivos de la agencia espacial han dejado claro que todas las opciones están sobre la mesa. La posibilidad de utilizar una cápsula Dragon de SpaceX, que ha demostrado ser un vehículo fiable desde que comenzó a operar de forma regular a la ISS en 2020, se está considerando seriamente. La misión Crew-9 de SpaceX, que originalmente estaba programada para lanzar cuatro astronautas en septiembre de 2024, podría reducirse a dos tripulantes para hacer espacio a Wilmore y Williams, lo que subraya la gravedad de los problemas con la Starliner y la necesidad de una solución segura para el regreso de los astronautas.
El futuro incierto del programa Starliner
La situación es especialmente delicada debido a los años de retraso que ha sufrido el programa Starliner de Boeing. Desde su primer intento fallido en 2019, donde la nave perdió la orientación en el espacio, hasta la segunda prueba en 2022 que, aunque exitosa en llegar a la ISS, experimentó fallos durante la reentrada, la Starliner ha estado plagada de dificultades. Este vuelo tripulado, lanzado en junio de 2023, era crucial para Boeing, ya que buscaba demostrar que podía ser un competidor viable de SpaceX en el transporte regular de astronautas a la ISS. Sin embargo, los problemas técnicos han hecho que este objetivo esté en duda, y la posibilidad de que los astronautas regresen en una nave de SpaceX podría verse como una derrota significativa para Boeing.
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