¿Adiós al hormigón en construcción? Este es el nuevo aislante americano
El aislamiento de celulosa es un material aislante térmico y acústico fabricado a partir de papel reciclado. Consiste en pequeñas fibras de papel reciclado tratadas con sales ignífugas y fungicidas. Estas fibras se mezclan con agua para crear una pasta que luego se inyecta en las cámaras de aire de las paredes, techos y suelos.
Hemos querido hablar de este porque ofrece numerosas ventajas respecto a otros materiales aislantes. Es un producto natural, ecológico y reciclado que permite reducir la demanda energética de los edificios sin dañar el medioambiente. Además, su instalación es muy sencilla mediante la técnica del soplado.
Antes de entrar en materia, debes saber que el aislamiento de celulosa es una excelente opción para reducir la transmisión de ruido en edificios. Cuando se instala correctamente en paredes, techos y suelos, la celulosa amortigua eficazmente las ondas sonoras (lo que se conoce como propiedades fonoabsorbentes).
El aislamiento de celulosa, un nuevo material que se aplica en espray
El aislamiento de celulosa ofrece numerosas ventajas respecto a otros materiales aislantes. Una de las principales es que se trata de un material 100 % natural y renovable, elaborado a partir de papel reciclado. Esto lo convierte en una opción mucho más sostenible y respetuosa con el medioambiente.
Lógicamente, lo estamos comparando con otros aislantes de origen petroquímico —que ya sabes que no son una buena opción—. Igualmente, contribuye a reducir los residuos de papel, pues se fabrica con periódicos y papeles usados que de otra forma acabarían en el vertedero.
Su origen natural y reciclado hace que durante su vida útil absorba más CO2 del que emite su proceso de fabricación. Por ello, se considera un material carbono negativo, ya que ayuda a reducir la huella de carbono de los edificios y también el efecto isla de calor del que tanto hablamos últimamente.
El aislamiento de celulosa es un excelente aislante térmico, muy superior a muchos de los materiales convencionales como el poliestireno expandido (EPS) o la lana mineral. La celulosa tiene una conductividad térmica muy baja, entre 0,039 W/mK y 0,042 W/mK, lo que significa que impide el paso del calor y el frío.
Además, la celulosa no pierde propiedades con el tiempo. Su estructura permanece estable durante décadas, manteniendo intactas sus prestaciones térmicas. En cambio, otros materiales como la lana mineral o el poliestireno pueden compactarse y reducir su capacidad aislante.
Por todo ello, el aislamiento de celulosa es una de las mejores opciones para aislar térmicamente edificios y conseguir un importante ahorro energético. Con un espesor adecuado se pueden lograr transmitancias térmicas muy bajas en cerramientos.
Llegados a este punto, es obvio que el hormigón en construcción tiene los días contados, con un aislante americano que incluso tú puedes aplicar en casa. El aislamiento no solo es una de las pretensiones más sólidas del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), sino también de los expertos. Quizá por eso hemos recuperado este material que China lleva usando 5000 años.
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