Varias zonas del Sáhara han recibido lluvias muy anómalas en las últimas semanas, dejando estampas sorprendentes entre las altas dunas de arena
Y es que en los últimos años el sur del desierto del Sáhara está siendo testigo de un fenómeno inesperado, las lluvias. Unas precipitaciones totalmente inusuales que han provocado cambios significativos en la vegetación de una región históricamente árida.
Un fenómeno meteorológico muy inusual en el Sáhara
Este cambio en los patrones de lluvia está siendo atribuido, en parte, a las fluctuaciones climáticas globales actuales, aunque se siguen investigando las causas exactas. Este último evento ha sido provocado por un gran remonte de aire muy húmedo procedente de la ZCIT, que surcó el Sáhara y hasta llegó a alcanzar a España.
Según los datos recopilados en la última década, las lluvias en el sur del Sahara han sido más frecuentes y duraderas, generando condiciones favorables para el crecimiento de plantas resistentes a la sequía. Lo que antes era un paisaje de arenas y dunas interminables, ahora en algunos sectores comienza a mostrar un tapiz verde intermitente.
Renacimiento de vegetación en tierra hostil
Y es que algunas áreas están siendo colonizadas por hierbas, pequeños árboles y arbustos que están transformando el paisaje. Estos cambios no solo han revitalizado el ecosistema local, sino que también están ofreciendo nuevas oportunidades para las comunidades locales, muchas de las cuales dependen de la tierra para el pastoreo de ganado y la agricultura de subsistencia.
Uno de los efectos más notables es el reverdecimiento del Sahel, ubicado en el sur del Sahara. Esta franja, históricamente vulnerable al cambio climático, alternaba entre desertificación y breves periodos de productividad agrícola. Con las lluvias recientes, la diversidad vegetal ha aumentado, permitiendo a agricultores y pastores a expandir sus cultivos y a encontrar mejores pastos.
Sin embargo, lo que por un lado trae beneficios, por otro plantea ciertos desafíos. Las nuevas condiciones climáticas pueden alterar el equilibrio ecológico de la región, afectando a la flora y fauna local. Animales que durante siglos se han adaptado a la vida en condiciones de extrema aridez podrían verse desplazados o enfrentarse a nuevos depredadores y competidores atraídos por el cambio en la vegetación.
Un futuro incierto sobre el que se deben tomar medidas
En este contexto, está claro que gobiernos y organizaciones deben tomar parte y tomar medidas para gestionar de manera sostenible los recursos emergentes. Programas de reforestación, conservación de agua y educación sobre prácticas agrícolas sostenibles serán clave para asegurar que este reverdecimiento no se convierta en una oportunidad perdida.
Y del mismo modo es crucial seguir monitoreando los cambios en el clima de la región para poder predecir y adaptarse a las posibles fluctuaciones futuras.
Font, article de Montse Hidalgo per a "Tiempo.com"
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