lunes, 10 de junio de 2024

Científicos japoneses construirán un ascensor espacial: nos llevará a Marte hasta en 40 días

 

Representación gráfica del ascensor espacial con una extensión de 57.000 km, listo para lanzar una nave a Marte. 

El proyecto del ascensor espacial iniciaría su desarrollo en el 2025 y terminaría en el 2050. Su creación supondría olvidarnos de los cohetes como método para salir de la Tierra.

Starship lanzó exitosamente su supercohete este jueves 6 de junio a la órbita de la Tierra. Pensando en los ensayos posteriores, Elon Musk confiesa su optimismo para que los astronautas viajen a la Luna y Marte sin problemas. A los esfuerzos de SpaceX se suma una idea más excéntrica aún: la construcción de un ascensor espacial que opere en el 2050, concepto de la Corporación Obayashi.

Con la tecnología actual, los cálculos astronómicos estiman que los humanos podrían llegar a Marte en seis u ocho meses; pero con la edificación del ascensor espacial, el tiempo de viaje se acortaría hasta en 40 días. Según la corporación japonesa, el proyecto empezaría a desarrollarse desde el 2025 y operaría dentro de 25 años, es decir, en el 2050, con un presupuesto de $100.000 millones, 10 veces más que lo invertido en el telescopio espacial James Webb de la NASA.

¿Cómo se creará el ascensor espacial que nos llevará a Marte?

Los proyectos de creación de ascensores espaciales surgen como una alternativa a los cohetes, muchas veces destinados a explotar antes de salir de la atmósfera. Con la dureza de un elevador, se podría llevar carga útil a las estaciones espaciales e, incluso, acercarnos en la medida de lo posible a las órbitas de la Luna, Marte y Júpiter.

Hace poco, en marzo del 2023, el investigador Christian Johnson publicó un artículo en la revista Journal of Science Policy & Governance para darle mayores alcances al proyecto. Tal y como lo confirma Johnson, el invento facilitaría la colocación de satélites en la órbita del planeta. Funcionaría con un contrapeso en el espacio, atado a la superficie terrestre. Este contrapeso se mantendría en su lugar gracias a la fuerza centrífuga de la Tierra. Él también considera la opción de que los países interesados unan esfuerzos por el bien común.

Sin embargo, el material a emplear para la correa (el elevador en sí) es el problema principal, lo que impide avanzar a otra fase. La primera opción será construir el cable con nanotubos de carbono, una especie de grafito, material con el que se fabrican los lápices. Obayashi ya realiza experimentos en colaboración con la Universidad de Shizuoka y otras instituciones. Para ello, están utilizando las instalaciones expuestas del módulo experimental japonés Kibo (deseo), un componente de la Estación Espacial Internacional (ISS), lo cual determinará la durabilidad del material en el entorno espacial.

Por otro lado, así describe Obayashi el primer paso para diseñar la megaestructura: "En la Tierra, un puerto terrestre (el punto de llegada y salida del ascensor) flota en el mar del ecuador, mientras que se colocará una terminal en una órbita geoestacionaria a unos 36.000 kilómetros sobre la Tierra".

Un ascensor espacial superaría la utilidad de los cohetes

Elon Musk insiste en enviar cohetes al espacio, pero él mismo sabe que existen variantes interesantes. Cuando los llamados 'rockets' contactan con la atmósfera, no soportan la fricción y se queman, salvo excepciones. El ascensor espacial solucionaría la problemática con módulos impulsados por energía solar, lo que reduce costos y protege el medioambiente. A 155 kilómetros por hora, iría más lento a las afueras del planeta, pero aumentaría la seguridad de la carga depositada en vehículos electromagnéticos o escaladores.

Una de las partes más ambiciosas del plan incluye una estación a 36.000 kilómetros de la Tierra. A través de los años, la correa se extendería hasta los 57.000 kilómetros de nosotros, acercándonos más a Marte. Pero esto no acaba allí: si se mejora, los tubos del ascensor alcanzarían los 96.000 kilómetros, apuntando a Júpiter como destino.

"Dado que el interior de la estación tendrá un entorno ingrávido, los visitantes podrán disfrutar moviéndose en gravedad cero", dicen los expertos de Obayashi. Manifiestan que cualquier humano, algún día, disfrutará de la misma experiencia de los astronautas en la Estación Espacial Internacional.

El ascensor de nanotubos de carbono daría origen a la era del turismo espacial

Uno de los principales beneficios de un ascensor espacial para turistas es la disminución de los costos. Los viajes espaciales tradicionales son extremadamente caros debido a los altos costos asociados con el lanzamiento de cohetes.

Con un ascensor espacial, el costo por kilogramo de carga útil podría ser mucho más bajo. Además de la reducción de gastos, un ascensor espacial ofrecería un medio de transporte más cómodo y accesible. A diferencia de la intensa aceleración y las fuerzas gravitatorias experimentadas durante el lanzamiento de un cohete, un ascensor espacial proporcionaría un ascenso gradual, asegurando un viaje más suave y placentero para los pasajeros.

¿Qué obstáculos hay que superar para construir un ascensor espacial?

Al estar anclado a la Tierra o la Luna, la inmovilidad del ascensor espacial podría volverlo presa fácil de la basura espacial, que pasa con una media de 32.000 kilómetros por hora. Así sea un escombro diminuto, la velocidad juega el papel más atemorizante.

Neel V. Patel publicó en un artículo del MIT Technology Review que el anclaje del ascensor espacial en la Luna (colgando hacia la Tierra) sería una mejor opción. "Las diversas fuerzas en juego en ese tipo de diseño son mucho más fáciles de soportar, por lo que los investigadores piensan que sería posible construirlo con materiales convencionales", escribió.

¿Quiénes fueron los primeros en pensar en ascensores espaciales?

Konstantín Eduárdovich Tsiolkovsky (1857-1935), físico soviético conocido como el ‘Padre de la Cosmonáutica’, dejó una semilla en 1895, la cual ha empezado a germinar más que nunca en la mente de los científicos a escala global: un ascensor que conecte a la superficie de la Tierra con el espacio.

Tuvieron que pasar 65 años para que el ingeniero ruso Yuri Artsutanov retomara la idea y la modernizara en su artículo 'Al cosmos en tren eléctrico'. “El vuelo hacia el cosmos con la ayuda de un cohete nunca será como un paseo en bote o un viaje en tranvía”, decía al reflexionar en que los pasajeros de ese vehículo deberían soportar “las cadenas de la gravedad”, “la alta aceleración” y “el furioso esfuerzo de los motores tensos”. Entonces, el diseño de un elevador larguísimo solucionaría tales incomodidades.

Font, article de Bruno Cueva per a "La república.pe,"

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