martes, 18 de junio de 2024

Europa ha puesto aranceles para frenar a los coches eléctricos chinos, pero no va a servir de mucho: tienen margen de sobra para seguir sacando beneficios

 


El pasado 12 de junio, la Comisión Europea anunció que los fabricantes chinos de coches eléctricos estarían sujetos a partir del 4 de julio a unos aranceles adicionales al existente del 10%, de entre 17,4% y 38,1%.

Esto llevaría, en teoría, a una subida de precios de los coches eléctricos muy sustancial. Y aunque las marcas no trasladen esa subida al precio final, supondría una neta bajada de sus márgenes.

Incluso con aranceles, el beneficio obtenido es siete veces mayor que en China

Hablamos de un impuesto total en el caso de un BYD de 27,1% y de casi un 50% en el caso de un MG. Y sin embargo, las marcas chinas seguirián generando grandes beneficios. Tanto, que les compensaría pagar esos desorbitados derechos de aduana.

Un estudio publicado el pasado mes de abril por Rhodium Groupe concluía que cualquier arancel inferior al 40 o 50%, e incluso superior para fabricantes como BYD, con una estructura integrada verticalmente, sería insuficiente para "hacer que el mercado europeo dejara de ser atractivo para las marcas chinas".

Las marcas chinas venden en Europa sus coches entre dos y tres veces más caros que en China. Obtienen aquí el margen que les cuesta obtener en China debido a la guerra de precios entre fabricantes. Dicho de otro modo, podrían absorber el impuesto y aún así conseguir un importante margen de beneficio por coche.

Según el análisis de precios de Rhodium, BYD gana unos 14.300 euros por cada BYD Seal U vendido en la Unión Europea. En China, BYD obtiene un beneficio de sólo 1.300 euros por cada unidad vendida.

Según las estimaciones de Rhodium sobre la estructura de costes de BYD, el arancel provisional del 17,1% ascendería a 3.568 euros de media, el cual se añadiría al arancel existente del 10% (2.099 euros de media) dejaría a BYD unos beneficios en la Unión Europea de 9.397 euros por vehículo, todavía más de 7 veces de lo que gana por vehículo en China, explicó Nathaniel Sher, Analista de investigación en Carnegie China.

Recordemos que, de momento, los aranceles adicionales al 10% existente para BYD serán del 17,1%, para Geely (Volvo, Polestar, Smart y Lynk & Co) del 20% y para SAIC (MG) del 38,1%. Otros productores no examinados por la Comisión estarán sujetos a un tipo del 21%.

Los nuevos aranceles impuestos por la UE, todavía provisionales, llegan en un momento en que varios países del mundo han adoptado derechos de aduana adicionales sobre las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China.

Estados Unidos ha impuesto un arancel del 100% sobre el valor del coche, mientras que Turquía aplica el 40% y en la India, el 70%. Se espera que el Reino Unido tome medidas similares.

Para evitar aranceles, varias marcas chinas se han propuesto fabricar en Europa. BYD lo hará en Hungría, mientras que Chery lo hará en Barcelona. Geely, dueña de Volvo, ha decidido traer antes de tiempo la fabricación de los Volvo EX30 y EX90 de China a Bélgica.

Lógicamente, se espera que China tome represalias a nivel económico contra Europa. Los fabricantes europeos, sobre todo alemanes, podrían ver los aranceles que China les aplica subir. Son actualmente del 15%. Pero sobre todo, se teme que China pueda poner trabas a la producción de coches eléctricos europeos en Europa.

Recordemos que China controla la mayor parte del suministro de materias primas para la fabricación de baterías, así como la fabricación de las propias baterías. Y no son pocos los fabricantes europeos que usan baterías chinas en sus coches, sobre todo del gigante CATL. Además, China es también uno de los mayores productores de microchips, imprescindibles en nuestros coches, sean eléctricos o no.

No sabemos qué medidas tomará China, pero tampoco pueden ser desproporcionadas. Las marcas europeas necesitan el mercado chino, pero el gigante asiático también necesita vender en el segundo mercado automóvil más grande del mundo. Y más cuando las marcas chinas sufren una descarada sobrecapacidad de producción y están enfrascadas en una guerra de precios.

Font, article de Daniel Murías per a "Motorpasión"


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