Las trabas para la adopción de un coche eléctrico son su precio, su autonomía y la falta de falta de puntos de carga. El precio y la autonomía son cuestiones que atañen a los fabricantes, pero las autoridades sí pueden influir en las infraestructuras.
Así, el Parlamento Europeo aprobó nuevas medidas para mejorar la red de recarga de vehículos eléctricos en los Estados miembros: una estación de recarga para coches eléctricos cada 60 km a lo largo de las rutas principales y cada 200 km para los surtidores de hidrógeno.
La cámara europea ha aprobado así una propuesta de la Comisión Europea que formaba parte de su paquete legislativo "Fit for 55", que hace referencia al objetivo de la UE de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030, y en el que se proponía la prohibición de vender coches con motor gasolina o diésel a partir de 2035.
Puntos de carga para eléctricos, hidrogeneras y métodos de pago sencillos
En las últimas horas, el Parlamento Europeo ha validado las medidas relativas a los puntos de recarga, un texto muy ambicioso que prevé, además de la presencia de una estación de recarga cada pocos kilómetros en Europa, la facilidad de uso y de los métodos de pago.
En el caso de camiones y autobuses, las estaciones de recarga deberán instalarse cada 120 km. Estas estaciones deberán estar instaladas en la mitad de las principales carreteras de la UE para 2028 y con una potencia de 1400 kW a 2800 kW dependiendo de la carretera.
Leyendo esas potencias, que nadie se imagine que serán cargadores de 600 kW o 1400 kW. Se trata de la potencia global de la estación de carga. Así, bien podrían ser estaciones con seis cargadores de 100 kW o 12 cargadores de 50 kW para cumplir con los 600 kW de potencia mínima exigidos en 2028.
Esta nueva ley también obligará a los estados miembros a “garantizar que las estaciones de repostaje de hidrógeno a lo largo de la red principal de la TEN-T se desplegarán al menos cada 200 km para 2031”, indica el comunicado del Parlamento.
La UE hace suya la teoría de que el futuro no estará compuesto exclusivamente por vehículos eléctricos de batería sino también por eléctricos de pila de combustible de hidrógeno, especialmente para el transporte de mercancías.
El problema de los puntos de recarga no radica únicamente en su escasez en determinadas regiones del continente, su funcionamiento, tarifas y métodos de pago son también parte del problema.
De aquí a 2027, la Unión Europea tendrá que haber creado una gran base de datos pública que recoja no sólo la existencia y ubicación de sus estaciones, sino también su disponibilidad en tiempo real y el precio cobrado, independientemente del operador que gestione el punto de carga.
Por último, Europa exige a los operadores de redes que simplifiquen las normas y los medios de pago. En la actualidad, la mayoría de los servicios de recarga exigen el uso de una aplicación y la creación de una cuenta, en ocasiones con servicios de suscripción para disponer de tarifas más baratas.
Así, en España en la actualidad se puede llegar a tener hasta 10 apps de operadores diferentes en su smartphone para no arriesgarse a quedarse sin poder recargar y con tarifas muy dispares. Recargar fuera de casa puede ser un infierno.
La nueva ley exige que se eliminen estas barreras técnicas y que el pago pueda hacerse con una simple tarjeta bancaria en cualquier punto de carga. Adiós a los llaveros o tarjetas RFID y a llenar el móvil de apps de operadores. Sobre todo, el cliente debe estar claramente informado del precio de la recarga, lo que no siempre ocurre.
El objetivo europeo de una infraestructura densa, eficiente y fácil de usar para los clientes en 2030 es sin duda muy ambicioso. Pero también es necesario si Europa quiere conseguir la transición a los vehículos eléctricos. Esa es la teoría, queda por ver cómo se financiarán esas estaciones de recarga, con ayudas públicas (de los estados o de Europa) .
Font, article de Daniel Murias per a "Motorpasion"
NOTA D'ENRIC : Molt bonica la teoría però crec que va a ser inviable en mooolts anys : Fins que no ho vega no m'ho creuré.
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