Durante la limpieza de su jardín en Coventry, Inglaterra, un profesor de geografía, Graham Senior, encontró una roca que escondía un secreto milenario. Lo que inicialmente parecía ser solo una piedra más entre la maleza resultó ser un descubrimiento que ha capturado la atención de arqueólogos en todo el país.
La roca, de arenisca rectangular y con medidas de 11 centímetros de largo y un peso de 139 gramos, presentaba inscripciones crípticas que podrían datar de más de 1,600 años atrás. Las inscripciones encontradas están redactadas en Ogham, un alfabeto de la alta edad media utilizado para escribir en lenguas celtas primitivas entre el siglo IV y el IX.
Este tipo de escritura, común en Irlanda, Gales y el oeste de Gran Bretaña, es conocido por su particularidad; consta de líneas agrupadas de una a cinco, marcando uno de los primeros sistemas de escritura utilizados en Irlanda. Aunque la mayoría de las inscripciones conocidas en Ogham están talladas en pilares de nombres familiares que denotaban propiedad de tierras, el hallazgo en Coventry es notablemente raro y único, especialmente por su ubicación fuera de los parámetros usuales donde se encuentran estas piedras.
Teresa Gilmore, oficial de enlace de hallazgos para el Birmingham Museums Trust, destacó la singularidad del hallazgo en una entrevista para RTÉ's Morning Ireland: "Este tipo de hallazgos no son comunes en los Midlands. La mayoría de las inscripciones en Ogham se encuentran en Irlanda.
Por su parte, la profesora Katherine Forsyth, experta en Estudios Celtas de la Universidad de Glasgow, ha profundizado en la investigación sobre el origen de la piedra. Sus estudios sugieren que la piedra podría datar del quinto al sexto siglo, con posibilidades de pertenecer incluso al cuarto siglo.
La inscripción de la piedra dejó atónitos a todos
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