No fue hace mucho, pero investigadores han encontrado una nueva forma de vida en un lugar que quizás nunca imaginarías. Estos organismos, están sacudiendo el mundo de la biología con su singularidad y misterio tan propio que ni te puedes dimensionar cuán importante puede llegar a ser un descubrimiento como este
Recientemente, este equipo de científicos estaba analizando el microbioma del sistema digestivo humano, esa compleja comunidad de microorganismos que habita en nuestro intestino y juega un papel crucial en nuestra salud. En medio de este estudio, encontraron algo completamente inesperado: secuencias de material genético que no se parecían a nada que hubieran visto antes.
Lo denominaron obeliscos y su forma tan aparente y diferenciada es algo que llamó la atención. Son como pequeños bastones de ARN, simétricos y alargados, que se asemejan a obeliscos (de ahí el nombre ingenioso). Pero su forma no es lo único peculiar; su función también es única. A diferencia de los virus, que pueden codificar proteínas y parecer células completas, los obeliscos son mucho más simples. Solo contienen información genética y se reproducen dentro de bacterias. Algo parecido a inquilinos dentro de nuestros ya conocidos inquilinos.
Lo interesante es que los obeliscos se sitúan en una especie de punto intermedio entre los virus y los viroides. Los viroides son cadenas genéticas no codificantes que interactúan con el genoma celular de las plantas. Los obeliscos, por otro lado, podrían codificar algunas proteínas, lo que los hace únicos en su tipo.
Los científicos aún están tratando de entender la prevalencia y distribución de estos misteriosos organismos en nuestro cuerpo. Los primeros estudios sugieren que los obeliscos son relativamente comunes en el microbioma humano, con evidencia de su presencia en muestras del tracto gastrointestinal y oral
.Pero la intriga no termina ahí. Los obeliscos también tienen una relación simbiótica con ciertas bacterias, como Streptococcus sanguinis, que son habitantes habituales de nuestra boca. Los investigadores han encontrado evidencia de que los obeliscos colonizan estas bacterias y pueden influir en su comportamiento.
Lo que nos lleva a otra pregunta: ¿qué hacen exactamente los obeliscos en nuestro cuerpo? La respuesta aún no está clara. Los científicos han identificado que los genes de los obeliscos pueden producir proteínas llamadas «oblins«, pero su función específica sigue siendo un misterio. Es como si estuviéramos tratando de descifrar un nuevo idioma biológico.
Este descubrimiento también plantea interrogantes sobre la evolución de los virus y los viroides. Hasta ahora, se pensaba que los viroides solo infectaban plantas, pero el hecho de que hayamos encontrado un organismo similar en nuestro propio microbioma sugiere que aún hay mucho que aprender sobre estas formas de vida microscópicas.
Aunque estos hallazgos son emocionantes, es importante recordar que aún estamos en las primeras etapas de la investigación. Los estudios sobre los obeliscos aún se encuentran en proceso de discusión en la comunidad científica y no han sido publicados en revistas especializadas, pero tenemos un borrador. Pero si se confirman, podrían abrir nuevas líneas de investigación en nuestra comprensión de la vida microbiana y su impacto en nuestra salud.
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