Linko plantea una alternativa al mortero tradicional que permite, de paso, el reciclaje de residuos
"Es extraordinariamente sencillo, comparable al montaje de bloques de Lego", defiende su creador
La idea es de momento solo eso, una propuesta sobre la mesa, pero a Howell le ha servido para quedar finalista en el premio internacional James Dyson.
Con todos ustedes… ¡Linko! Ese es el nombre con el que Keagan Howell ha decidido bautizar su creación, unas peculiares "grapas" que pueden usarse para unir bloques de hormigón o ladrillos como si de piezas de un juego se tratara. Su filosofía es sencilla. Al menos sobre el papel. Lo que propone Linko es básicamente replantear cómo construimos nuestros muros: en vez de usar mortero para unir los ladrillos, sugiere hacerlo con ayuda de unas estructuras de plástico reciclado que funcionan a modo de "inserciones". "El sistema es notablemente sencillo y se compara con el ensamblaje de bloques de Lego", explica su creador.
¿Y cómo funciona? Con dos elementos: unos ladrillos de mampostería especiales y eslabones plásticos que sirven para ensamblarlos entre sí. Los primeros son bloques de construcción dotados de unos canales y orificios. Los segundos, conocidos como "insertos Linko", son una especie de grapas con forma de "H" fabricadas con plástico reciclado y diseñadas para encajar en los agujeros de los bloques. A medida que los albañiles levantan una pared solo necesitan ir disponiendo los ladrillos y encajarlos con ayuda de los eslabones plásticos.
"En vez de depender del mortero, los ladrillos se conectan y bloquean de forma segura incorporando los insertos Linko", explica. Howell garantiza que los bloques quedan entrelazados y lo suficientemente asegurados entre sí como para dar forma a muros. El sistema también prevé una solución para cuando se quiere construir una esquina: "grapas" de 90º. Incluso ha elaborad un vídeo para mostrarlo.
¿Sabemos algo más de ellos? Sí. En la web de The James Dyson Award, Howell incluye un resumen detallado de cómo llegó al diseño de Linko. En un principio —explica— exploró el uso de aditivos poliméricos adicionales en las construcciones, pero las pruebas mostraron que no era una buena idea. Su alta inflamabilidad no se ajustaba a la normativa. Para solucionarlo, decidió echar mano de ladrillos de mampostería, un material resistente y duradero. Luego recurrió a un modelo CAD para mejorar el diseño de los acoplamientos.
El trabajo no se frenó ahí. Los prototipos "más prometedores" se imprimieron en 3D a una escala reducida, del 10%, y Howell siguió experimentando con ellos para perfeccionar el diseño de Linko y acabar imprimiendo en 3D "grapas" a escala real, piezas que probó más tarde con ladrillos de mampostería elaborados a mano.
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