Elon Musk anunció el Cybertruck en 2019, en el famoso día del cristal roto. (Reuters)
Elon Musk se plantó ante los accionistas con dos noticias, una buena y otra mala. La buena, que Tesla encadena 16 trimestres consecutivos de ganancias; la mala, que el parto de la camioneta Cybertruck será largo, doloroso y poco rentable.
Anunciado para el 2021, y con precios que deberían arrancar en los 40.000 dólares (37.935 euros al cambio actual), el Tesla Cybertruck pareció nacer gafado desde ese mismo instante, pues uno de los argumentos más sorprendentes de la futura camioneta, la presunta resistencia a la rotura de los cristales, se convirtió pronto en viral hazmerreír cuando Musk golpeó una de las ventanillas con un martillo... y rompió el cristal. Pero para demostrar que solo había sido un caso de excepcional mala suerte, el líder de Tesla repitió el ejercicio con otra ventanilla... y con idéntico resultado.
Pero la anécdota de los cristales rotos, que después justificaron desde Tesla porque ese mismo prototipo ya había sido utilizado en pruebas similares previamente, lo que había provocado daños no apreciables en las ventanillas que minaban su resistencia, fue solo el inicio de una sucesión de problemas durante el desarrollo del Cybertruck, como el irracional diseño de su parabrisas frontal, que al ser cuadrangular y plano, y estar completamente enrasado con la carrocería de acero inoxidable, resultaba imposible de barrer con los limpiaparabrisas tradicionales. Para entonces, Musk ya había dejado claro que su innovadora camioneta pick-up se retrasaría del 2021 a mediados del 2022.
E incluso ese retraso resultó ser demasiado optimista, porque el 2022 pasó y el Cybertruck no llegaba, de modo que el 2023 se convirtió en el nuevo objetivo. Para entonces, la competencia ya se había puesto en marcha, y de manera mucho más práctica. Sin retransmitir sus planes de una forma tan transparente, solucionando en privado los problemas que surgen lógicamente en el desarrollo de cualquier nuevo vehículo y poniendo en el mercado rivales de la camioneta de Tesla antes de que esta se convirtiese en realidad: Ford F-150 Lightning, GMC Hummer EV, Rivian R1T... Además, General Motors anunciaba un masivo plan de electrificación que ponía en el centro a las camionetas eléctricas, como el Chevrolet Silverado EV, y Stellantis anunciaba su Ram 1500 REV, primer eléctrico de la firma americana dotado de la plataforma STLA Frame, y con unos datos técnicos sobrecogedores: 654 CV de potencia, baterías de hasta 229 kWh con 800 kilómetros de alcance, potencia máxima de recarga de 350 kW en corriente continua, capacidad de remolque de hasta 6.350 kilos...
Pese a la llegada de tanta competencia, la fidelidad demostrada por buena parte de la hinchada de Tesla hizo que la mayoría de los pedidos firmados se mantuviesen pese a la sucesión de retrasos y a la ausencia, todavía a dia de hoy, de una fecha exacta para la comercialización del Cybertruck. Según Elon Musk, aún hay un millón de reservas en firme, aunque parece que la marca con sede en Austin tendrá más problemas de los inicialmente previstos para satisfacer semejante demanda. Porque el parto del Cybertruck, y lo acaba de reconocer el propio Musk, se prevé lento y poco rentable por la "increiblemente difícil" producción de su innovadora camioneta eléctrica.
Musk avisa a los accionistas
Elon Musk se acaba de presentar ante los accionistas de Tesla para confirmarles en la última Junta que la empresa, a pesar de la bajada de precios y de algunos parones en las fábricas, había cerrado el tercer trimestre del año con beneficios, y que, de ese modo, encadenan ya 16 trimestres consecutivos con ganancias. Sin embargo, Musk aprovechó también para advertir de los problemas que está suponiendo para la empresa el lanzamiento del Cybertruck, constantemente pospuesto y para el que todavía no se atreven a poner fecha. Ni precios, porque aún no conocemos cuánto costará un pick-up eléctrico que hace cuatro años se anunció por 40.000 dólares.
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