El magnate lleva años dejando claro que sus implantes quieren fusionar la inteligencia humana con la IA
La aproximación de Neuralink es especialmente invasiva, y están descartando otras alternativas viables para este tipo de soluciones BCI
No es necesario taladrar el cerebro. Aunque la solución de Neuralink es especialmente invasiva, hay proyectos que aprovechan otro tipo de solución: la empresa Synchron lleva años trabajando en una endoprótesis que se introduce en un vaso sanguíneo en la corteza motora del cerebro. Una vez allí ese elemento se despliega como una flor y sus sensores captan las señales de las neuronas. Esto ya ha permitido a varios paralíticos tuitear y enviar mensajes de texto con sus pensamientos.
Ancho de banda. Según comentario s de un exingeniero de Neuralink a Vox, la empresa trabajó en esa aproximación al problema, pero la descartaron al poco tiempo. ¿La razón? El ancho debanda. Musk lleva años indiciendo en ello, y ya en 2017 indicó que "una interfaz de gran ancho de banda con el cerebro será algo que ayude a lograr una simbiosis entre la inteligencia humana y la de las máquinas y quizá resuelva el problema del control y el de la utilidad". Con la solución que por ejemplo desarrolla Synchron el ancho de banda al que aspiraba Musk no era suficientemente grande.
Hay otras opciones. Hay otras empresas como Precision que han demostrado otras opciones: tienen una delgada película que cubre la superficie del cerebro con 1.024 electrodos —los mismos que el implante de Neuralink— y que ofrece señales similares. No penetra en el cerebro y ya ha sido implantada en algunos pacientes con aparente éxito. Ben Rapoport, neurocirujano que dejó Neuralink para fundar precisamente esta empresa, cree que se puede crear un BCI de alta fidelidad "sin dañar el cerebro".
Riesgos éticos. Para Rapoport, Neuralink no parece demasiado interesada en investigar alternativas menos invasivas, y aquí los riesgos de privacidad o integridad mental generados por su solución no han sido aclarados por la empresa de Elon Musk. Según este neurocirujano, no hay razones claras para seguir insistiendo en esos implantes tan invasivos, y afirma que "no sería ético utilizar una tecnología más invasiva si se puede conseguir el mismo rendimiento con métodos menos invasivos.
Brainjacking. Y además hay otros riesgos de futuro. Si estos implantes de Neuralink acaban funcionando, debemos ir preparando una regulación para evitar malos usos de la tecnología. Con dichos implantes se plantean posibilidades distópicas que permitirían a los gobiernos escanear nuestras ondas cerebrales —China ya parece estar haciéndolo—, pero también ofrecerían a futuros hackers la posibilidad de "hackear" nuestros cerebros, lo que los expertos en neuroética llaman 'brainjacking'.
Font, article de Javier Pastor per a "Xakata"
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