Cientos de científicos de grandes instituciones comienzan a organizarse en la sombra para crear un sistema de prevención contra los eventos catastróficos solares ante la pasividad de los gobiernos
Ante la amenaza latente de un apagón tecnológico global, científicos en diversas agencias gubernamentales de todo el mundo han comenzado a tejer una red de colaboración y estudio para anticiparse al evento, acelerando la máquina para buscar maneras de entender y prever una posible explosión catastrófica, prepararnos para mitigar sus efectos.
Destrucción total evitable...
Hace 14.300 años, nuestro planeta fue testigo de un evento solar que, según las investigaciones lideradas por Edouard Bard, fue casi dos veces más potente que el conocido evento Miyake. El descubrimiento, basado en el análisis de anillos de árboles antiguos y sus niveles de radiocarbono, muestra un panorama devastador sobre lo que un evento similar podría causar en la era del antropoceno.
Tim Heaton, de la Universidad de Leeds, advierte sobre los impactos catastróficos de las supertormentas solares, que podrían dañar permanentemente los transformadores de nuestras redes eléctricas y satélites, resultando en apagones generalizados que durarían meses y una interrupción significativa de los sistemas de navegación y telecomunicaciones.
Los apagones desencadenarían una cadena de eventos catastróficos, inutilizando infraestructuras críticas que causaría la pérdida masiva de vidas humanas en hospitales y otros entornos dependientes de la energía eléctrica. La interrupción de los servicios básicos, como el suministro de agua y alimentos, y la paralización de las ciudades, sumirían a la sociedad en un caos de proporciones inimaginables.
La Dra. Sangeetha Abdu Jyothi también escribió cómo la red global de internet, especialmente los cables submarinos, no aguantarían esta tormenta.. La protección de estas infraestructuras críticas y la preparación para un escenario de apagón masivo son imperativas para mitigar los efectos de un evento solar extremo, aunque no está claro que los datos estuvieran a salvo de las partículas de alta energía que llegarían a los centros de datos de todo el mundo. Sencillamente, un evento como el que ocurrió hace más de 14.000 años borraría ‘el disco duro’ de la humanidad.
... si actuamos ya
Los científicos solares ya se están moviendo para crear herramientas, pero eso es sólo parte de la ecuación. Faltan sondas, falta dinero y faltan otras acciones políticas y económicas, desde la reorganización de la infraestructura eléctrica para hacerla más resiliente a la protección de los transformadores con dispositivos que eviten la formación de un circuito a tierra que los destruya sin remedio.
El tiempo actual de reemplazo de un transformador es de unos dos años en un periodo de calma normal. Si nos golpeara una tormenta, la recuperación de los transformadores tardarían décadas, como apuntan los informes del gobierno norteamericano que, al parecer, los políticos ignoran.
Así que este esfuerzo semiclandestino de cientos de científicos para crear una red de alerta eficiente es buena noticia. Pero el hecho de que se estén organizando por su cuenta y que todavía no haya una respuesta real urgente para prepararnos contra futuras tormentas solares es algo de locos.
La colaboración global, la inversión en infraestructuras resilientes y la implementación de sistemas de alerta temprana son cruciales para salvaguardar nuestro futuro frente a la amenaza inminente de un apagón global. La ciencia ha hablado, y ahora es imperativo que actuemos colectivamente para proteger nuestra civilización de un evento inevitable cuya destrucción podemos evitar.
Font, article de Jesús Díaz per a "El confidencial"
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