¿Qué nos depara el futuro? ¿Cederá el paso la selección natural al diseño inteligente? Analizamos las reflexiones de uno de los filósofos contemporáneos más populares sobre el destino de la especie humana.
Centro de una ciudad futurista con vehículos eléctricos y personas
Saber el futuro siempre ha despertado la curiosidad de los humanos. Y es que, el hecho de conocer qué nos depara el destino implica comprender cómo cambiaríamos y a qué desafíos y oportunidades podríamos enfrentarnos.
En este sentido, el historiador y escritor contemporáneo, autor del best seller ‘Sapiens’, Yuval Noah Harari, ha dilucidado en más de una ocasión algunas claves que podrían servir para imaginar (no predecir) cómo podría ser nuestro futuro en las próximas décadas.
Así, basándose fundamentalmente en los acontecimientos históricos y las tendencias actuales, Harari ha proyectado su mirada hacia los años venideros, planteando varias preocupaciones y escenarios posibles.
Por una parte, en el ámbito de la tecnología, este filósofo israelí ha disertado sobre la inteligencia artificial y la biotecnología, y cómo estos avances podrían transformar la sociedad de manera asombrosa. En una de sus más recientes conferencias, se expresaba así sobre este asunto:
“La IA nos puede dar muchas cosas buenas, ayudar a descubrir nuevos medicamentos, remediar la crisis ecológica o ahorrar electricidad. Pero también puede acabar con nosotros. Hay que entender que la IA es distinta a cualquier otro invento, en dos aspectos clave. Primero porque es la primera herramienta en la historia de la humanidad que puede tomar decisiones por sí misma”, afirmaba en una conferencia.
“Cuando inventamos el cuchillo, éste no podía actuar por voluntad propia, no te impone qué hacer con él. Con la IA es distinto. Se está normalizando que no haya un ser humano decidiendo por nosotros, sino una IA. Por ejemplo, si ves un vídeo de Youtube, no es un humano quien decide qué vídeo te va a recomendar después, sino un algoritmo. La decisión la toma una IA. Es algo que nos quita poder”, señalaba.
Seguidamente, añadía otro aspecto clave y es que la IA puede crear ideas nuevas por sí misma: “La imprenta no podía crear ideas. Alguien escribía un libro, por ejemplo, Cervantes escribió el Quijote, se llevó a la imprenta y lo imprimió. La IA puede crear textos, música, cuadros, imágenes y vídeos por sí sola (…) Hay que tomar decisiones con cabeza respecto a la IA mientras aún podamos hacerlo porque, como esperemos, decidirá por nosotros”.
Por eso, este pensador cree que la inteligencia artificial podría transformar nuestro mundo drásticamente. Desde la automatización de empleos o la creación de elementos que no entendamos, hasta la posibilidad de modificar genéticamente a los humanos. En este contexto, Harari pone sobre la mesa preguntas éticas y desafíos regulatorios significativos.
Asimismo, el escritor cree que a medida que las tecnologías avanzan, existe un creciente riesgo de desigualdad entre ricos y pobres además de otros desafíos globales como las tecnologías de vigilancia y la manipulación de datos, aspectos que pueden afectar a la democracia y las estructuras políticas tradicionales.
Pese a todo, sostiene que no sabemos cómo será el mundo de aquí a 20 o 30 años: “No tenemos ni idea de cuál será la situación política, la economía, el mercado laboral ni qué puestos de trabajo habrá. Sabemos que muchas profesiones actuales van a desaparecer. Surgirán otras, pero no sabemos cuáles. Hay que inculcarles a los jóvenes la importancia de seguir formándose y adaptándose a los cambios a lo largo de la vida. La única certeza respecto al futuro es que va a haber cada vez más cambios más grandes y más rápidos”.
Por otra parte, sugiere que podríamos estar en el límite de una nueva era de humanos mejorados o “posthumanos” gracias a la ingeniería genética y la tecnología. En este sentido, Harari explora la posibilidad de que las tecnologías de modificación genética y el aumento de la inteligencia artificial alteren lo que significa ser humano. Un extremo que podría desafiar las ideas tradicionales sobre la identidad, la conciencia y la moralidad.
Del mismo modo, el historiador ha advertido sobre otros riesgos existenciales a los que se enfrenta la humanidad, tales como los peligros de la guerra nuclear o amenazas a largo plazo como el cambio climático y la degradación ecológica.
El poder de la humanidad
Sin embargo, es importante recalcar que todas estas situaciones hipotéticas son posibilidades, no profecías. En su opinión, cuando pensamos acerca del futuro, nuestros horizontes suelen estar limitados por las ideologías o los sistemas sociales del presente. Por ello, considera que lo más importante es que entendamos que nosotros hicimos del mundo lo que es, y, por lo tanto, también podemos cambiarlo.
“No decidimos las leyes de la física ni de la biología ni creamos las estrellas o galaxias. Pero sí el mundo en el que vivimos a diario. Como las estructuras políticas, las estructuras económicas (como que tengamos dinero o empresas) o las ideas culturales (como las religiones o legislaciones de cada país). Todas esas cosas las construimos mediante historias, ya sea la religión, la política o el dinero. Y las historias no son malas en sí, pero si alguna genera problemas, podemos cambiarla. Es importante que sepamos que tenemos ese poder”.
A la pregunta de qué actitud hay que tomar frente al futuro, Harari reconoce que intenta no ser optimista ni pesimista. Según su argumento, el punto intermedio es ser realista y entender que nos enfrentamos a grandes desafíos, pero también saber que aún tenemos mucho poder. “Tenemos todo lo necesario para hacerles frente. Hay que ser realista y hacer algo al respecto, responsabilizarse”, admitía.
Tal y como expresaba él mismo: “En muchas ocasiones los problemas son por nuestra culpa, es nuestra responsabilidad resolverlos y arreglarlos. Somos la fuerza más poderosa del planeta. No son los elefantes ni las ballenas y los leones. Nada ni nadie puede pararnos si nos equivocamos. Es nuestra responsabilidad impedir que hagamos estupideces, que actuemos como unos irresponsables y unos imprudentes”
No obstante, considera que, obviamente, “salvar el mundo” no recae sobre los hombros de una única persona. “Cada uno debemos hacer hasta donde nos permitan nuestro poder y nuestros conocimientos. Con suerte, juntos sabremos aplicar con sabiduría el poder de la humanidad para crear un mundo mejor, no solo para todos los humanos, sino para todos los habitantes del planeta Tierra”, concluía.
Yuval Noah Harari es profesor de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Se especializó en historia medieval y militar, pero tras doctorarse en la Universidad de Oxford, pasó al campo más amplio de la historia del mundo y los procesos macrohistóricos. Su libro 'Sapiens. De animales a dioses' ha sido un éxito internacional: se ha traducido a treinta idiomas y se han vendido más de un millón de ejemplares
Font, article de Pablo Mora per a "Muy interesante"
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