Un invento que imita a la tecnología que reproducía las voces con retraso en los cascos podría usarse para que los pasajeros hiciesen llamadas en el vagón del silencio, donde está prohibido hacer excesivo ruido.
Son muchas las veces que los pasajeros en el transporte público tenemos que soportar a una persona hablando por teléfono, en ocasiones incluso con el manos libres activado. Aunque sea de mala educación y hay sitios en los que está supuestamente prohibido (el vagón del silencio), es difícil huir de esta práctica. Por suerte, un usuario ha creado una posible solución.
Hace un tiempo, los inhibidores de voz se pusieron de moda. Consistían en auriculares capaces de retroalimentar el audio para que escucharlo con retraso, dificultando que las personas pudiesen hablar bien (al oír su voz retardada). Benn Jordan quiso reelaborar esta tecnología, reemplazando los cascos por un proyector de sonido dirigido.
Su proyecto es capaz de modular las frecuencias de sonido altas hasta convertirlas en bajas. Así, es posible dirigir la señal inaudible donde plazca, como si se tratase de un láser de sonido. Este sistema permite apuntar el sonido retardado a la persona que está entablando una conversación por teléfono y, así, evitar que pueda seguir hablando y que cuelgue la llamada.
Jordan demostró la efectividad de su tecnología en público: pidió a varias personas al azar que leyesen un párrafo de un libro en voz alta a cambio de 100 dólares si lo hacían bien. El inhibidor a distancia impedía que los voluntarios pudiesen leer sin complicaciones y el inventor pudo quedarse con su dinero hasta que llegó un individuo inmune al sistema.
Tal vez el inventor tenga que perfeccionar su sistema para que nadie sea inmune, pero esta tecnología podría implementarse en los vagones del silencio o en cualquier medio de transporte, para evitar que los pasajeros puedan molestar a la gente que tiene a su alrededor en el viaje.
Font, article de Raquel Holgado per a "20 minutos"
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