La marca alemana, líder mundial de fabricación de automóviles que se alterna en ese primer puesto con Toyota, sufre las inclemencias ocasionadas por la electrificación del mercado. Una de las consecuencias es, aparentemente, detener la producción en su fábrica de Dresde.
La cuesta arriba de Volkswagen se inclina un poco más. Su gama ID. de coches eléctricos no está teniendo el éxito esperado, y es una de las razones por las que se cree que la planta de Dresde va a detener su producción en breve. Dedicada a la fabricación del Volkswagen ID.3 y en funcionamiento desde hace dos décadas, el año pasado ensambló 6.500 vehículos. Sus aproximadamente 300 empleados serán reasignados a otras funciones dentro de la estructura empresarial, aunque están aún por designar, tal y como adelanta Automobilwoche, un medio especializado cercano a Automotive News.
Recortes, Volkswagen opta por reducir personal
Esta decisión se suma a las recientes declaraciones por parte de Volkswagen sobre la reducción de personal temporal en su planta de Zwickau, su principal fábrica de vehículos eléctricos en Alemania. La disminución en la demanda de este tipo de coches, causada por la gradual retirada de subsidios gubernamentales en el país, ha llevado a la incertidumbre laboral de alrededor de 2.000 trabajadores temporales adicionales a los ya establecidos en su estructura fija.
Volkswagen está implementando una serie de ajustes en su planta Zwickau, Alemania, debido a las cambiantes «condiciones del mercado». Estas instalaciones, las más grandes dedicadas al montaje de vehículos eléctricos del grupo en Europa, tienen una capacidad anual de 300.000 vehículos. Allí se ensambla una gama de eléctricos basados en la plataforma MEB de la compañía, incluyendo el Volkswagen ID.3, el Audi Q4 e-tron y el CUPRA Born. De forma paralela se articulan carrocerías para Bentley y Lamborghini.
En principio, Volkswagen tenía planes de ofrecer empleo permanente a 540 trabajadores que habían sido fichados con contratos temporales en los últimos años. Sin embargo, la empresa ha anunciado que ya no podrá mantener a algo más de 250 de ellos, después de que expiren sus contratos de doce meses. Un portavoz de la empresa enfatizó que, a pesar de todo, Volkswagen sigue comprometido al 100% con la transición hacia la movilidad eléctrica. Si el problema es de orden laboral, las metas siguen siendo las mismas.
Sin demanda de coches eléctricos
A pesar de este compromiso, Volkswagen se enfrenta a dificultades para vender suficientes coches eléctricos, la mayoría de los cuales se fabrican en Alemania, para competir con el liderazgo global de Tesla y las emergentes marcas chinas. Un crecimiento económico moderado y el aumento en los costes de la energía, vivienda y préstamos en Europa, han afectado la demanda de su flota de este tipo de vehículos.
Al parecer, la caída en los pedidos de clientes corporativos, que representan alrededor del 70% de la gama ID. fabricados en la planta, se ha producido después de que expirara una subvención federal para vehículos de empresa impulsados por baterías a principios de este mes.
La planta de Zwickau, que emplea a casi 11.000 trabajadores, ha recibido una inversión de 1.200 millones de euros para reconfigurar sus líneas de producción para la fabricación de vehículos eléctricos. Sin embargo, Volkswagen se enfrenta a una competencia creciente y una llamativa menor demanda en el mercado europeo.
La paradoja oriental y los coches eléctricos «Made in China»
Volkswagen está siguiendo la estrategia de otros fabricantes consistente en exportar vehículos eléctricos desde China a Europa. La marca CUPRA del Grupo Volkswagen tiene planes de producir el SUV eléctrico Tavascan en una fábrica en Anhui. Basado en las mismas plataformas de hardware y software que la serie ID., y tiene previsto llegar al mercado europeo en 2024. Sin embargo, podría encontrarse con un escollo importante: Europa.
Los vehículos fabricados en China está bajo escrutinio, ya que la Unión Europea ha anunciado una investigación sobre las subvenciones a los vehículos eléctricos para evitar una oleada de importaciones baratas. La ecuación sería: «me llevo la producción a China para abaratar los costes, para que cuando esos coches vengan de allí tengan impuestos más altos que harán que cuesten como hechos aquí». Esto es lo que puede ocurrir. Mientras, de la planta de Dresde, no saldrán coches, al menos durante un tiempo. Toda una paradoja
Font, article de José M. Zapico per a "Motor es"
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