Los nuevos pronósticos estacionales ya han salido del horno: cómo funcionan y hasta qué punto podemos fiarnos.
Los días se hacen más cortos, la radiación solar se reduce, bajan las temperaturas, el mar empieza a congelarse y los vientos del norte empiezan a coger fuerza. Hay algo en el Polo que empieza a cambiar. Al principio es sutil, solo se puede apreciar en los detalles, pero poco a poco se convierte en el gran fenómeno meteorológico del invierno.
El vórtice polar ya está aquí y, si nos atenemos a los mejores podemos disponibles, viene con buenas noticias.
¿Qué es el vórtice polar? En torno a los dos polos de la Tierra, siempre hay una enorme área de bajas presiones y aire frío que los rodea. A eso lo llamamos vórtice. En verano, el vórtice se reduce hasta la mínima expresión y, aunque no hemos llegado a verlo desaparecer, se hace tan débil que pierde cualquier ascendencia sobre el tiempo del hemisferio.
Pero el invierno es otra cosa. Muy a menudo, en el invierno boreal el vórtice crece y crece, se acerca a la corriente de chorro y empieza a mandar frío hacia el sur. Pues bien, eso es lo que está empezando a formarse: una enorme masa de aire frío que, con un poco de suerte, convertirá este otoño y este invierno en dos estaciones "normales". Todo lo normal que esta loca década de los 20 pueda permitir.
Es pronto para decirlo. Sobre todo, porque no es solo una cuestión de tamaño. Como explica José Martín Cortés, también es cuestión de por donde crece. "Si el vórtice se estira en las direcciones América – Asia, el frío extremo se desplaza hacia estas regiones, pero habiendo una respuesta cálida (o menos fría) sobre Europa".
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