La Agencia Internacional de la Energía ha hecho un estudio según el cual la demanda de petróleo, gas natural y carbón alcanzará su punto máximo antes de 2030, marcando el principio del fin de la era de los combustibles fósiles. Esta previsión se basa en el rápido crecimiento de las energías renovables y la masificación de los coches eléctricos, que conducirán a un descenso del consumo de estos productos de origen fósil.
Sus proyecciones son significativas porque muestran el cambio de los sistemas energéticos mundiales hacia un futuro más sostenible. Pone el foco sobre el impacto de las políticas climáticas y la necesidad de que los responsables políticos sigan invirtiendo en energías renovables para acelerar la transición energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Es un punto de inflexión importante, ya que marca el fin de la dependencia de los combustibles fósiles y el cambio hacia formas de energía más sostenibles. Sin embargo, sigue habiendo obstáculos políticos a la descarbonización que es necesario sean abordados. Actualmente estamos viviendo una crisis que tiene que ver con el coste de la vida y la reacción violenta a la que se han enfrentado los gobiernos al intentar invertir en energías renovables.
La UE ha contribuido al crecimiento del uso de energías renovables
La Agencia Internacional de la Energía también señaló «cambios estructurales» en la economía china, haciendo hincapié en la importancia de estos cambios en el panorama energético mundial. Su director, Fatih Birol, señaló que la transición energética podría acelerarse mediante políticas climáticas más enérgicas, al tiempo que señaló la necesidad de que los responsables políticos sean más «ágiles» para adaptarse a la transición.
Birol también destaca que la transición energética debe ser una prioridad para mitigar la actual crisis climática, instando a las autoridades competentes a dar prioridad a las políticas climáticas por encima del miedo a una reacción populista. Birol también reconoció que los nuevos proyectos de combustibles fósiles corren el riesgo de convertirse en activos varados y que sería necesario realizar algunas inversiones en el suministro de petróleo y gas.
EE.UU. y la UE han puesto en marcha programas de apoyo al crecimiento de las energías renovables, pero se han enfrentado a las críticas de sus adversarios políticos por los costes. Roberta Metsola, Presidenta del Parlamento Europeo, advirtió del riesgo de que las políticas climáticas de Bruselas lleven a los votantes hacia partidos populistas. En el Reino Unido, el Gobierno ha respaldado nuevas perforaciones de petróleo y gas, al tiempo que ha criticado la ampliación de la zona de emisiones ultrabajas de Londres.
Por otro lado, la OPEP ha criticado a la AIE por sus llamamientos a dejar de invertir en nuevos desarrollos petrolíferos, acusándola de avivar la volatilidad de los mercados. Queda por ver en qué queda todo esto, pero parece que la transición hacia las energías renovables y la reducción de la huella de carbono del planeta es ya indetenible.
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