jueves, 14 de septiembre de 2023

Las Smart TV gigantes son espectaculares, pero tienen problemas que no te cuentan los fabricantes: estos son los más habituales

 En los últimos años han ido llegando al mercado televisores con tamaños cada vez más grandes en un intento de los fabricantes por cubrir el espacio hasta ahora liderado por los proyectores en los conjuntos de cine en casa.

Este 2023 la tendencia se ha consolidad con modelos que ya superan ampliamente las 90 pulgadas, como por ejemplo las nuevas Smart TV de TCL que llegan a las 115 pulgadas o los televisores inteligentes de Hisense que ofrecen 100 pulgadas, ambos con tecnología miniLED.

Son unas pantallas espectaculares cuando las ves en las exposiciones de las ferias o incluso en las tiendas, si es que tienes la suerte de que tengan algún modelo en las estanterías. Sin embargo, aunque tengas una habitación lo suficientemente grande como para instalarla, no todo son ventajas cuando las llevas a casa.

¿Qué inconvenientes puedo tener si compro una tele demasiado grande? La respuesta es compleja y dependerá del uso que le demos al equipo, ya que no es lo mismo una tele que tengamos puesta de vez en cuando en una sala dedicada para ver cine y series que un modelo todoterreno que esté muchas horas cada día encendido. A continuación vamos a repasar los inconvenientes más habituales:

Fatiga visual por exceso de tamaño y brillo

Es un problema muy común con pantallas de grandes dimensiones si el espectador se sienta en un lugar demasiado cercano con respecto al tamaño de la diagonal. Como ya vimos en su día, hay estudios que nos dicen cómo a partir de 60 grados empezamos a perder percepción cromática y a los 124 grados se deja de ver bien con  los dos ojos por lo que hay asociaciones como la SMPTE que proponen  considerar un ángulo de visionado óptimo de 30 grados, lo cual nos restringe el tamaño máximo del televisor que debemos instalar en casa.

Esta recomendación trata de reducir el denominado como efecto o problema del "partido de tenis".  Es decir, que tengamos que estar moviendo la cabeza continuamente de un lado a otro para ver todas las secciones de la imagen en pantalla. Se trata de una molestia que sufriremos dependiendo del uso que le demos a la tele. Por ejemplo si la queremos solo para ver cine, series o incluso jugar un par de horas seguidas la fatiga será mínima, pero si estamos todo el día  frente a la pantalla puede llegar a ocasionar serias molestias.

¿Qué distancia sería la óptima? La regla general es que la distancia mínima de visionado sea tres veces la altura del televisor o 1,6 veces la diagonal de una pantalla 16:9.



También tenemos el asunto de la luminosidad del panel. Está claro que cuanta más luz útil pueda generar una pantalla mayor será la espectacularidad de sus imágenes. Pero esto es un arma de doble filo. Una tele grande será en general más luminosa que una pequeña, ya que tiene una mayor superficie de emisión y además los fabricantes reservan las tecnologías más punteras capaces de emitir más nits para sus modelos de gamas más altas con mayores diagonales.

Es una característica ideal si queremos ver la tele de día en una sala con mucha luz ambiental,  pero si somos de realizar visionados por la tarde-noche o en una sala con poca iluminación, tener una tele enorme frente a nosotros que  alcance fácilmente los 1000 nits de potencia luminosa puede llegar a ser contraproducente.

Si vamos a ver la tele durante muchas horas al día, el tener una fuente de luz directa tan grande y potente y relativamente tan cerca puede llegar a ocasionar molestias y fatiga visual. Al principio nos parecerá espectacular, pero a la larga nos cansará debiendo recurrir a bajar la luz de fondo del panel para estar más cómodos.

Exceso de calor, peor acústica y problemas mecánicos


Más diagonal implica más calor en la sala ya que el consumo eléctrico de la tele será mayor, lo que además se notará en la climatización de la vivienda.  El televisor se comporta como un pequeño calefactor que va a estar encendido una buena parte del día, calentando la sala durante su uso.

En invierno nos vendrá bien, ya que será como tener una estufa plana sobre el mueble del salón, pero en verano luchará contra el aire acondicionado subiendo la temperatura del hogar e incrementando una vez más el gasto en electricidad para rebajar esa temperatura.

Por ejemplo, una tele con un consumo medio de unos 250 vatios en verano fácilmente incrementa la temperatura de una sala de 15 metros cuadrados de 1 a 1,5 grados, con lo que el aire acondicionado necesitará más tiempo y energía para mantener la habitación fresquita. Y estas teles enormes de 100 pulgadas pueden llegar a consumir fácilmente más de 400-500 vatios, con lo que es como tener un radiador encendido en el salón.

Pero tener una pantalla gigante también va a influir en la acústica de la habitación, ya que es una superficie plana reflectante que no podremos tapar con nada tanto en la cara que da a nosotros como en la trasera, lo que va a hacer que el sonido rebote generando más ecos de los que nos conviene tener.

Además, dependiendo del espacio que quede entre la tele y la pared, pueden resaltarse ciertas frecuencias medio-graves y producirse retardos en el sonido que emborronarán el audio reproducido incluso aunque instalemos un equipo externo.

También hay que tener en cuenta otros problemas, como los estéticos, ya que tener un panel negro de dos metros de ancho que se comporta casi como un espejo en la sala puede no ser la mejor decoración posible.

Pero además está el asunto del peso, ya que estos gigantes son realmente pesados, con cifras que superan ampliamente los 70-75 kilos haciendo que nos convenga tener un mueble o soporte realmente robusto, algo que habrá que verificar antes de la compra.

El consumo eléctrico se dispara

Uno de los factores que normalmente no tenemos en consideración a la hora de elegir televisor es el consumo energético. Nos fijamos en la resolución, el brillo, las funcionalidades, la tecnología del panel, pero no en si gasta más o menos vatios.

Sin embargo, con los tiempos que corren es una característica determinante en el caso de que seamos de los que tienen la tele encendida muchas horas al día haciendo "ruido de fondo" y sobre todo una cuestión muy a tener en cuenta si compramos un modelo de gran diagonal.

Dependiendo del modelo que compremos, pasar de una diagonal de 55 pulgadas a una de 75-77 pulgadas puede suponer cerca de un 70-80% más de consumo eléctrico, algo que tendremos que considerar si vamos a tener la tele encendida muchas horas al día.

Font, article de Paco Rodríguez per a "Xataka Smart Home"

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