Las imágenes tomadas por radar muestran por primera vez cómo una nave real se desintegra al entrar en contacto con la atmósfera de la Tierra.
Estas maniobras, explica la ESA, no sólo han reducido 150 veces el riesgo de caída de restos descontrolados, sino que han acortado en varias semanas la cantidad de tiempo durante el cual Aeolus permaneció sin control en órbita, limitando así la posibilidad de colisión con otros satélites. La idea de la Agencia Espacial es utilizar lo aprendido con la reentrada programada del Aeolus para ayudar a diseñar las muertes de las naves de futuras misiones.
"Los operadores de naves espaciales están acostumbrados a dialogar con sus misiones, pero los desechos no pueden hablar. Estas últimas observaciones confirmaron que el quemado final de Aeolus había ido bien y que el satélite, ahora muerto, había entrado en la órbita elíptica esperada, con una altitud mínima de 120 km", explica Benjamin Bastida Virgili, experto de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA.
Las imágenes obtenidas por el Radar de Seguimiento e Imagen (TIRA) del Instituto Fraunhofer muestran colores producidos por la distinta intensidad de las señales que rebotaron contra el Aeolus en sus últimos momentos. También se puede ver como la nave se va moviendo constantemente por el contacto con nuestra atmósfera.
"Normalmente, una vez que una misión entra en el morro de su cohete y el carenado se cierra a su alrededor, esa es la última vez que esperamos verla", afirma Tommaso Parrinello, jefe de misión de Aeolus. "Con Aeolus, en un ejemplo notable de vuelos espaciales sostenibles y operaciones responsables, nos quedamos con la misión todo el tiempo que pudimos, guiando su regreso tanto como fue posible y estas imágenes son nuestro último adiós a la misión que todos echamos de menos, pero cuyo legado sigue vivo".
Font, article de Omar Kardoudi per a"El confidencial"
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