¿Alguna vez te has preguntado por qué la Tierra, o cualquier otro planeta, no acaba cayendo al Sol bajo la influencia de su inmensa gravedad?
Nuestra estrella anfitriona, el Sol, tiene una impresionante fuerza de gravedad; es el motivo por el que todos los planetas del sistema solar orbitan nuestra estrella. Todos ellos, están cayendo hacia el Sol. Sin embargo, ¿por qué no nos chocamos contra él? La respuesta está en el delicado equilibrio entre la gravedad y la velocidad orbital de los planetas.
El papel de la gravedad
Primero hablemos de la gravedad, esa fuerza que mantiene a los planetas en órbita alrededor del Sol. Descrita matemáticamente por primera vez por el científico inglés Sir Isaac Newton en el siglo XVII (ley de gravitación universal), y luego refinada por la teoría de la Relatividad General del físico alemán de origen judío, Albert Einstein, la gravedad es la fuerza de atracción entre dos masas. En el caso que nos ocupa, en nuestro sistema solar, el Sol es el objeto más masivo de este, por lo que ejerce una fuerte atracción gravitacional sobre todos los planetas, incluida la Tierra. Todos ellos se sienten atraídos por la superior gravedad de la estrella.
El papel de las órbitas
Sin embargo, a pesar de este fuerte tirón gravitacional, los planetas no acaban chocando contra el Sol... ¿por qué? gracias a las órbitas. Una órbita es un camino regular y repetitivo que sigue un objeto en el espacio alrededor de otro; es una consecuencia de la gravedad. Un planeta que se mueve en el espacio continuaría en línea recta a una velocidad constante si no fuera por la atracción gravitacional de otros cuerpos. Pero la gravedad del Sol lo desvía de esa trayectoria rectilínea, provocando que se mueva en una órbita elíptica o casi circular.
Así, a pesar de que la velocidad orbital crea una fuerza centrífuga que actúa hacia afuera, lejos del Sol, la gravedad de la estrella atrae al planeta hacia adentro. Por ello, el equilibrio entre estas dos fuerzas, la que tira hacia afuera y la que atrae hacia el sol, mantiene a los planetas en sus órbitas, lo que efectivamente hace que "caigan" alrededor del Sol pero sin chocar contra él. En resumen, están cayendo alrededor del Sol, no dentro de él o no hacía él.
¿Y qué ocurriría si los planetas no se movieran?
Si los planetas no se movieran, o si se movieran muy despacio (recordemos que la Tierra viaja a una velocidad media de unos 30 kilómetros por segundo en su órbita alrededor del Sol), no generarían suficiente fuerza centrífuga para equilibrar la atracción gravitacional del Sol. Por tanto, en esta situación, sí que caerían directamente hacia el Sol.
Esta intrincada danza de cuerpos celestes es un testimonio de las fuerzas fundamentales que gobiernan nuestro universo.
Velocidad orbital de los planetas del sistema solar
- Mercurio: tiene una velocidad orbital de 47,9 km/segundo
- Venus: tiene una velocidad orbital de 35,0 km/segundo
- La Tierra: tiene una velocidad orbital de 29,8 km/segundo
- Marte: tiene una velocidad orbital de 24,1 km/segundo
- Júpiter: tiene una velocidad orbital de 13,1 km/segundo
- Saturno: tiene una velocidad orbital de 9,6 km/segundo
- Urano: tiene una velocidad orbital de 6,8 km/segundo
- Neptuno: tiene una velocidad orbital de 5,4 km/segundo
- Ceres (planeta enano): tiene una velocidad orbital de 17,88 km/segundo
- Plutón (planeta enano): tiene una velocidad orbital de 4,7 km/segundo
- Haumea (planeta enano): tiene una velocidad orbital de 4,4 km/segundo
- Makemake (planeta enano): tiene una velocidad orbital de 4,4 km/segundo
- Eris (planeta enano): tiene una velocidad orbital de 3,4 km/segundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario