El coste de fabricar un coche eléctrico, con las consiguientes baterías, es más contaminante
La estafa podría ser enorme. No es la primera vez que un ingeniero sale a la palestra a opinar sobre cómo evolucionará el coche eléctrico.
Que Toyota sea receloso con estos modelos y siga apostando más por otras alternativas debería hacer que muchas de las marcas se lo pensaran dos veces antes de electrificar todas sus plantas, pero lo cierto es que los fabricantes se han envuelto en un proceso difícil de frenar empujados por las administraciones y ahora empiezan a verse los primeros flecos sueltos de este “plan de electrificación.
El resumen es que fabricar un coche de estas características genera muchas más emisiones que un vehículo de los años 80.
Para clarificar esto, el ingeniero pone como ejemplo cómo un Mercedes-Benz 300 de 1982, esos que se ven, como dice el entrevistado, en Marruecos, tras unas pruebas realizadas demostró que con 8 millones de kilómetros emitía menos CO2 a la atmósfera que lo que cuesta realizar un coche eléctrico nuevo.
Lo mismo pasó con un Renault Clio de 1992. Tras varias pruebas, el ingeniero relata que solo emitía tras varios kilómetros 102 gramos por kilómetro mientras que algunos modelos nuevos directamente dan 140 g/km. Con estos niveles, queda claro que poner la cruz a los coches de combustión no es precisamente la solución.
Para este ingeniero, el futuro es el mismo que marcó en su momento Toyota: el hidrógeno. Aún quedan algunos problemas técnicos que solucionar en este sentido porque no son precisamente eficientes estos modelos, pero no queda mucho para que lo sean, según su criterio.
Al mismo tiempo, este ingeniero detalla que el combustible sintético será otro posible futuro para los vehículos, pero desde luego el eléctrico no lo es, según su criterio.
UN JUEGO DE SEÑORITOS
Lo cierto es que no es la primera vez que un ingeniero se lanza a opinar sobre el inestable futuro de los coches eléctricos. Los coches eléctricos…¿son el futuro? No es solo que Toyota haya dejado claro que no se lo cree del todo, sino que las propias evidencias indican que este tipo de vehículos acabará cayendo en el mercado por su propio peso (que no es poco).
Ha sido Pedro Prieto, un ingeniero técnico español, quien ha desmontado todos los problemas que presentan este tipo de vehículos. La autonomía “real”, el peso, las cargas rápidas, las electrolineras e incluso el coste de estos coches son algunas de las claves para entender por qué hay que desconfiar, según el criterio de Prieto, de estos automóviles.
Las grandes marcas, a excepción de Toyota, han emprendido una reconversión salvaje de sus factorías hacia el coche eléctrico, pero, ¿merece la pena realmente?
Pedro Prieto no lo tiene nada claro. Empecemos por la autonomía. No es ningún secreto que los coches eléctricos no son precisamente fiables a la hora de determinar cuántos kilómetros podremos hacer con la batería completamente cargada.
Imaginen un viaje a Madrid-Valencia con un coche que presuma de hacer más de 400 kilómetros de autonomía. Son unos 300 kilómetros, por lo que no debería haber ningún problema. Hay margen.
Pues bien, Prieto asegura que en cuanto le añadas el peso de la familia, pongas el aire acondicionado y circules a una velocidad constante de en torno a los 120 kilómetros por hora, esa autonomía se reducirá a menos de la mitad (por no hablar de que no encontrarás una electrolinera de forma frecuente).
Algo que hemos demostrado más de una vez en CHASIS CERO, pero esto es lo más conocido. Prieto apunta a más cosas que auguran el fin del coche eléctrico.
Font, "Chasis cero"
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