En la búsqueda permanente de alternativas a los combustibles derivados del petróleo, se vienen probando sistemas diferentes. Con sus luces y sus sombras, los fabricantes defienden sus innovaciones promocionando sus motores como si fueran los salvadores del planeta.
Así ocurre con los coches eléctricos y con los de hidrógeno. Son opciones limpias con los que investigadores y fabricantes tratan de responder a la urgencia de vehículos cero emisiones. El 2035 es el año señalado por la UE en el que regulará la prohibición de vender nuevos vehículos con motores que funcionen con combustibles derivados del petróleo.
El Gas Licuado de Petróleo: una opción vieja que se actualiza
En este escenario de pruebas y búsquedas, una mirada al pasado ha permitido poner en valor el gas licuado de petróleo, que actualmente se visualiza como una opción que responde a las necesidades del transporte.
El Gas Licuado de Petróleo es un combustible que resulta de una mezcla de gases licuados, en especial de butano y propano. Se obtiene cuando se refina el petróleo, al extraer los gases más livianos que se producen en el proceso.
Hace ya varias décadas comenzaron a utilizarse vehículos a GLP. Si bien en la primera década del siglo XX este combustible ya se presentaba como una alternativa a la gasolina, la situación histórica determinó que en España se lo valorara luego de la guerra.
La falta de combustible en la postguerra , agudizó el ingenio y se instalaron en los vehículos calderas adicionales para gas. El objetivo no tenía que ver con la ecología sino con las carencias y necesidades.
El transporte público fue probando esta opción, y a partir del 2010 circulaban por las ciudades varios autobuses a gas. Poco a poco el GLP empieza a ganar adeptos, que adaptan sus vehículos para que funcionen con este combustible. Y en la actualidad se lo visualiza como una opción valiosa y cómoda para atender a los requerimientos de reducir las emisiones de carbono.
El parque automotor impulsado por gas licuado comenzó a crecer
Contribuyó a este crecimiento la facilidad de adaptar un motor térmico para que funcione con este sistema. Surgieron los motores híbridos, que funcionan con gasolina y con gas, con la ventaja de que se aumenta el rendimiento de los coches.
En la actualidad los vehículos que funcionan a GLP superan las 100.000 unidades, datos que muestran un crecimiento de las ventas de un 75%.
¿Qué beneficios tienen los vehículos que funcionan con GLP?
Los beneficios destacados que han movido a los usuarios tienen que ver con la economía y también con la ecología. Los dos motivos pesan.
Los beneficios más atractivos son los siguientes:
- Etiqueta ECO de la DGT. Es una ventaja que muchas personas tienen en cuenta. Esta etiqueta permite el tránsito en zonas restringidas.
- Costo de combustible. El GLP suele ser más económico que la gasolina y el diésel.
- Medioambientales. La combustión de GLP genera menos emisiones de dióxido de carbono en comparación con la gasolina y el diésel.
- Instalaciones y servicios. Un punto importante para el aumento de las ventas es el aumento en España de las estaciones de servicio de GLP, que facilita el repostaje de este combustible.
- Independencia energética. El uso de GLP permite diversificar las fuentes de energía y reducir la dependencia del petróleo.
- Reducción de ruido y vibraciones. Los motores que funcionan con GLP tienen a generar menos ruido en comparación con otros sistemas, por ejemplo con el diésel.
- Adaptación sencilla. Muchos vehículos convencionales pueden ser adaptados para funcionar con GLP, lo que facilita la transición para los propietarios actuales de automóviles. Se adapta tanto en motores a gasolina como en los diéseles.
¿Será el motor del futuro? Parece tener el potencial para ello. Por ahora, es evidente la tendencia a adaptaciones y compras de vehículos a GLP. Probablemente, se esté viviendo como una transición cómoda y accesible. El tiempo dirá si la tendencia se mantendrá.
Font, article en "La Grada"
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