La mayoría de las emisiones netas fueron generadas por el transporte aéreo y el uso de vehículos privados por parte de los viajeros. EFE/Fernando Villar
Un análisis con datos de 175 países indica que el turismo crece el doble de rápido que el resto de la economía sin reducir su huella de carbono y que los desplazamientos internos en tres grandes países son una de las principales fuentes de emisiones.
“En 2013 el impacto climático del turismo era un 8%”, explica Sun a elDiario.es. “Nuestro trabajo adoptó la misma metodología con los datos entre 2013-2019 y no encontramos indicios de que las emisiones del turismo se hubieran estabilizado. Por el contrario, siguieron creciendo y alcanzaron el 8,8% justo antes de la pandemia de Covid 19”.
Según estos datos, cada dólar ganado en turismo generó 1,02 kg de emisiones globales de gases de efecto invernadero, aproximadamente 4 veces más que el sector de servicios y un 30% más que la economía global. Desde una perspectiva sectorial, la mayoría de las emisiones netas fueron generadas por el transporte aéreo y el uso de vehículos privados por parte de los viajeros. El trabajo no desglosa las emisiones de los cruceros por separado, pero un trabajo anterior sobre las tres compañías que representan el 76% de los ingresos mundiales de cruceros y transportan 22,1 millones de pasajeros estimó que causan emisiones directas de 18,3 Mt de CO2.
Millones de viajes internos
El crecimiento de la población mundial de 6.900 millones a 7.800 millones a lo largo de la década es un factor importante detrás de los cambios en el consumo turístico, según el resultado. A medida que la gente viaja con mayor frecuencia, señala el estudio, se incrementa el uso de vehículos privados de combustión interna por parte de los turistas, la mayoría en viajes nacionales.
El trabajo revela la enorme desigualdad en las contribuciones: los 20 países con mayores emisiones contribuyen con tres cuartas partes de la huella de carbono total y el crecimiento de los viajes nacionales en tres de estos países (Estados Unidos, China e India) es el que más aporta al aumento absoluto de las emisiones.
A nivel mundial, el mercado de viajes nacionales es significativamente mayor que el mercado de viajes internacionales”, explica Sun. “El gran volumen de viajes nacionales en estos tres grandes países, combinado con un fuerte crecimiento, ha contribuido al problema”. En este sentido, la investigadora llama a tener en cuenta las disparidades económicas a la hora de diseñar estas políticas globales de reducción de emisiones, ya que la principal responsabilidad recae en un grupo muy pequeño de países.
El experimento de la pandemia
Los autores también recogen cómo la pandemia de Covid 19 redujo drásticamente la huella de carbono del turismo: las limitaciones de los viajes internacionales y las reducciones del turismo interno provocaron una disminución de las emisiones del turismo mundial de 5,2 Gt en 2019 a 2,2 Gt en un año. “La pandemia proporciona un experimento en directo de la importancia del turismo como motor del crecimiento de las emisiones globales”, escriben.
La experiencia de la pandemia demuestra que cuando se restringe el turismo, las emisiones disminuyen sustancialmente, y viceversa
“Esto demuestra que cuando se restringe el turismo, las emisiones disminuyen sustancialmente”, señala Sun. “También implica que, a medida que el turismo vuelva a los niveles previos a la Covid (probablemente este mismo 2024, según la fuente utilizada) y siga creciendo en los próximos años, es probable que sus emisiones sigan aumentando”.
Los investigadores recuerdan la existencia de la Declaración de Glasgow, liderada por la Organización Mundial del Turismo, para movilizar a las partes interesadas del turismo para que apoyen los objetivos globales de reducir las emisiones a la mitad para 2030 y llegar a las cero emisiones en 2050. Sin embargo, creen que estos resultados muestran que no ha sido suficientes para compensar el rápido crecimiento de la demanda turística y subrayan la necesidad de adoptar medidas urgentes.
Si se mantiene la misma tasa de crecimiento en los años futuros, advierte Sun, se espera que las emisiones del turismo se dupliquen cada 20 años. “Los viajes son parte integral de nuestra sociedad y la gente tiene un fuerte deseo de viajar”, señala la investigadora. “No creemos que este fenómeno social cambie en el corto plazo y, por lo tanto, anticipamos un crecimiento sólido de la demanda de viajes en los próximos años”, concluye. “En un escenario en el que todo siga igual, esto sugiere que es probable que las emisiones del turismo crezcan a un ritmo similar (3,5% anual) entre 2024 y 2030”.
Se necesita un esfuerzo enorme
María Ángeles Cadarso, catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y especialista en las emisiones asociadas al turismo, considera que se trata de un excelente trabajo con algunas conclusiones que no son nada buenas. “La parte preocupante es que el turismo está yendo por detrás a la hora de incorporar eficiencia energética y esto está haciendo que las emisiones crezcan hasta el doble que las emisiones de otros sectores”, señala. “Al ser intensivo en el trasporte, que es uno de los mayores causantes de emisiones, presenta una situación peor, que se ve empeorada en países como China e India, que han mejorado su nivel de vida pero siguen teniendo medios de transporte menos limpios”.
El turismo está yendo por detrás en eficiencia energética y sus emisiones crecen hasta el doble que las emisiones de otros sectores
A juicio de Cadarso, la subida del 8 al 8,8% en menos de una década es muy relevante porque tenemos que ir en la dirección contraria si queremos cumplir los objetivos de la Declaración de Glasgow. Ella y su equipo estudiaron la situación del turismo en España tras el parón de la pandemia y no solo vieron un efecto rebote en la demanda, sino que constataron que estamos muy lejos de la senda marcada en el acuerdo. “Intentábamos ver qué se necesitaría para reconducirlo a niveles acordes a la declaración e Glasgow y veíamos que ni reduciendo el trasporte por avión desde otros países era suficiente”, explica la experta.
Cadarso cree que los datos muestran que el esfuerzo que hay que hacer es verdaderamente grande. “Como indica el nuevo estudio, se necesita por lo menos una caída anual de las emisiones del 10% para poder estar en la senda”, subraya. En su opinión, esto debería llevar a las autoridades a replantearse nuevas medidas para frenar esta explosión del turismo, que no solo tiene efectos ambientales, sino que desajusta gravemente los mercados internos de vivienda y otros sectores.
Todo esto sin olvidar que al mismo tiempo tiene un efecto económico positivo en zonas donde no hay otras fuentes de ingresos”, admite Cadarso. “Pero la solución pasa por conseguir que los efectos positivos superen a los negativos y no al revés, que es lo que está pasando hasta ahora.
Font, article de Antonio Martínez Ron per a "el diario.es"
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