lunes, 3 de junio de 2024

El fin de los coches eléctricos

 


Sí, lo has leído bien, este artículo se titula “El fin de los coches eléctricos” y no el fin de los Diésel y es que existe alguna posibilidad de que la electrificación del parque movil tarde mucho más en producirse de lo que desean nuestros políticos.

Por un lado tenemos que Mercedes ha decidido detener el desarrollo de una nueva plataforma para vehículos eléctricos de lujo llamada MB.EA large ya que son muy caro producirlos y prácticamente nadie los compra. La marca se plantea además la revisión de su estrategia que pasaba por fabricar únicamente vehículos eléctricos en el año 2030. Por otro lado, el Grupo Volkswagen está estudiando también revisar su estrategia e incrementar las ventas de híbridos enchufables frente a los puramente eléctricos.

Por si esto no fuera suficiente, Donald Trump, ha manifestado su oposición hacia este tipo de tecnología. Esta misma semana, en un evento político en Iowa, Trump ha criticado las políticas del presidente Joe Biden que fomentan el uso de vehículos eléctricos (EVs). Según Trump, estas políticas son perjudiciales para la economía estadounidense y amenazan con destruir la industria automotriz tradicional.

Trump argumentó que la transición hacia los coches eléctricos está siendo impulsada de manera forzada y que no tiene en cuenta las preferencias de los consumidores ni las consecuencias económicas. Afirmó que muchos estadounidenses no están interesados en comprar vehículos eléctricos y que, además, estos coches son demasiado caros. También mencionó que la producción de baterías para autos eléctricos depende en gran medida de China, lo que podría poner en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos.

El expresidente se comprometió a revertir las políticas de Biden si es reelegido en 2024. Prometió proteger la industria de combustibles fósiles y apoyar a los fabricantes de automóviles tradicionales. Trump también expresó su preocupación por los empleos en el sector, sugiriendo que el impulso de los coches eléctricos podría llevar a una pérdida masiva de puestos de trabajo en las fábricas de automóviles y entre los proveedores de componentes.

Durante su mandato, Trump fue conocido por su apoyo a la industria del petróleo y el gas, y por desregular el sector energético. Su administración implementó diversas políticas para favorecer la producción de combustibles fósiles, argumentando que esto era vital para la independencia energética y la creación de empleo en Estados Unidos.

La oposición de Trump a los coches eléctricos contrasta fuertemente con la agenda de Biden, quien ha puesto un gran énfasis en la lucha contra el cambio climático y en la promoción de la energía limpia. El plan de Biden incluye incentivos fiscales para la compra de vehículos eléctricos y una expansión significativa de la infraestructura de carga. Además, la administración Biden ha fijado objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para que los vehículos eléctricos representen la mitad de todas las ventas de automóviles nuevos para 2030.

A pesar de las diferencias políticas, la cuestión de los coches eléctricos sigue siendo un tema central en el debate sobre el futuro de la industria automotriz y la política energética en Estados Unidos. La postura de Trump resuena con una parte del electorado que es escéptica respecto a los cambios rápidos y significativos en la economía y en el estilo de vida. Al mismo tiempo, la administración Biden y sus partidarios ven la transición hacia los vehículos eléctricos como una oportunidad para liderar a nivel global en tecnología y sostenibilidad.

Font, article en "Euríbor.com"

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