domingo, 14 de enero de 2024

Un nuevo estudio demuestra que el objeto espacial estrellado en el Pacífico es interestelar


Ilustración de inteligencia artificial de IM1 desintegrándose en la atmósfera terrestre. (SDXL/Novaceno)

El astrofísico de Harvard Avi Loeb presenta un nuevo estudio que demuestra que las esférulas encontradas por la expedición Interestelar no son del sistema solar.


El 8 de enero de 2014, sensores de los satélites del gobierno estadounidense detectaron tres detonaciones atmosféricas en rápida sucesión a unos 84 kilómetros al norte de la isla Manus, fuera de las aguas territoriales de Papúa Nueva Guinea. El análisis de la trayectoria sugirió un origen interestelar del meteoro. El objeto, denominado IM1 por Interestelar Meteor 1, llegó con una velocidad relativa a la Tierra de más de 45 kilómetros por segundo y se originó desde fuera del plano de la eclíptica.

El 1 de marzo de 2022, el Comando Espacial de EEUU envió una carta formal a la NASA certificando que el objeto es de origen interestelar con una probabilidad del 99,999%. Junto con esta carta, el gobierno de Estados Unidos publicó la curva de luz de bola de fuego según lo medido por los satélites, que mostraron tres llamaradas separadas por una décima de segundo entre sí. El bólido se rompió a una altitud inusualmente baja de unos 17 kilómetros.

El objeto era sustancialmente más duro que cualquiera de los otros 272 objetos en el Catálogo CNEOS de bolas de fuego compilado por la NASA, incluida la fracción del 5% de meteoritos de hierro del sistema solar. Los cálculos de la energía luminosa de la bola de fuego sugieren que la bola de fuego derritió unos 500 kilogramos de material y los convirtió en esférulas de ablación con una eficiencia pequeña. El camino de la bola de fuego fue demarcado en una franja de un kilómetro de ancho basándose en el retraso en el tiempo de llegada de las ondas sonoras directas y reflejadas a un sismómetro ubicado en la isla Manus.

Del 14 al 28 de junio de 2023, el equipo de expedición del Proyecto Galileo llevó a cabo un extenso estudio con un trineo magnético remolcado sobre el fondo marino al norte de la isla Manus, Papúa Nueva Guinea, centrado en la trayectoria calculada de IM1. La expedición se organizó desde Port Moresby para buscar restos de IM1. Utilizó un barco de trabajo catamarán de 40 metros, el M/V Silver Star. Se utilizó un trineo de 200 kilogramos con 300 imanes de neodimio montados en ambos lados y cámaras de vídeo montadas en la brida de remolque. Se muestrearon aproximadamente 0,06 km2 en el área objetivo. El material fino recogido en los imanes de neodimio se extrajo y se llevó en una suspensión húmeda a un laboratorio instalado en el puente del barco para su posterior examen. Allí tuvo lugar una primera separación magnética húmeda. Posteriormente, las separaciones magnéticas y no magnéticas se procesaron a través de tamices y se secaron. Las esférulas se recogieron manualmente con pinzas utilizando un microscopio con ampliación binocular. Su tamaño oscilaba entre 100 micras y 2 milímetros. Obtuvimos un total de 850 esférulas mediante este método.

Nuestro equipo de investigación utilizó instrumentos de última generación para analizar las esférulas recuperadas en el laboratorio de geoquímica del Profesor Stein Jacobsen en la Universidad de Harvard y el laboratorio de análisis del Dr. Roald Tagle en la Bruker Corporation en Berlín, Alemania. La mayoría de las esférulas se analizaron primero mediante micro-XRF con un Bruker Tornado M4 para determinar su composición de elementos principales, seguido de imágenes con una microsonda electrónica de barrido y mapeo químico, así como análisis químicos puntuales de aproximadamente 100 esférulas con un microanalizador de sonda electrónica. Se realizaron mediciones de abundancias elementales de aproximadamente 60 elementos principales y trazas para 70 esférulas con un ICP-MS de triple cuadrupolo iCAP TQ. Describimos nuestros nuevos hallazgos en un nuevo trabajo ahora en preimpresión, con los detalles principales a continuación:

 

Las esférulas cósmicas se subdividen en tres tipos por su composición. Estas son las esférulas ricas en silicatos o tipo S; las esférulas ricas en Fe (hierro) o tipo I; y las esférulas vítreas o tipo G. A las esférulas relativamente raras se la llaman “diferenciadas” ya que tienen similitudes con los meteoritos de acondrita y han sido tratadas como un subgrupo de esférulas de tipo S. Las esférulas diferenciadas tienen composiciones de elementos principales con proporciones más altas de Si/Mg (silicio y magnesio — N. del T.) y Al/Si (aluminio y silicio — N. del T.), y contenidos de oligoelementos litófilos refractarios más altos en relación con las esférulas condríticas (rocas primigenias — N. del T.).

 

Su composición química es diferente a cualquier material conocido del sistema solar

Las composiciones de elementos principales de 745 esférulas del lugar de impacto del IM1, medidas por micro-XRF, se representaron en un diagrama ternario de Mg-Si-Fe, ya que se ha demostrado que dicho diagrama distingue eficazmente los tipos S, I y G. Alrededor del 78 % de las esférulas siguen la tendencia de las esférulas de tipo S, G e I. Se las conoce como esférulas primitivas porque se cree que están relacionadas con meteoritos condríticos primitivos y representan materiales que no han pasado por diferenciación planetaria. El 22% restante de las esférulas tienen niveles bajos de Mg y se ubican cerca del lado Si-Fe del diagrama. Por eso, estas esférulas se denominan diferenciadas, lo que significa que probablemente derivan de rocas de la corteza terrestre de un planeta diferenciado. Como son claramente diferentes del subgrupo diferenciado de esférulas tipo S les dimos un nuevo nombre: esférulas tipo D. Las esférulas primitivas y diferenciadas se dividen en función de su relación Mg/Si. Las esférulas primitivas tienen Mg/Si > ⅓ (proporción de magnesio y silicio mayor de un tercio — N. del T.), mientras que las esférulas diferenciadas tienen Mg/Si <⅓ (proporción de magnesio y silicio menor de un tercio — N. del T.), por lo que esta relación se puede utilizar para distinguir los dos grupos.

Las variedades de esférulas D con alto contenido de Si aparecen cerca o dentro del rango de rocas ígneas terrestres, mientras que los grupos con bajo contenido de Si, no lo hacen. Así, las esférulas de tipo D se han dividido en cuatro grupos distintos. Esto da como resultado 8 grupos de esférulas distintos que se muestran en el diagrama triangular a continuación.


Usamos un diagrama diferente para identificar esférulas con contenidos particularmente altos de elementos litófilos refractarios, basados ​​en los enriquecimientos de Be (berilio), La (lantano) y U (uranio) en relación con Mg y Fe. Este procedimiento identifica 10 de las esférulas tipo D como BeLaU/esférulas de bajo Si y 2 como BeLaU/esférulas con alto contenido de Si. Si bien estas esférulas claramente parecen derivar de material formado por fraccionamiento ígneo, su composición química es diferente a cualquier material conocido del sistema solar, siendo el componente KREEP de la corteza lunar(un conjunto de lavas lunares enriquecidas con ciertos elementos — N. del T.) el más cercano en composición.

 

Algunos científicos que no han tenido acceso a las esférulas publicaron un estudio y una preimpresión que las composiciones de las esférulas de BeLaU son consistentes con cenizas de carbón, argumentando la invalidez de su origen meteorítico. El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) ha proporcionado múltiples estándares para cenizas volantes de carbón. Todos estos estándares tienen composiciones muy similares. El estándar mejor documentado para muchos elementos es el SRM 1633a, y su composición se da en el sitio web de GeoReM. Comparamos el composición promedio de esférulas BeLaU para 55 elementos con el estándar de ceniza de carbón SRM1633a en la figura adjunta a continuación. Muchos elementos volátiles (Zn, As, Se, Cd, Tl, Pb y Bi) están enriquecidos en las cenizas volantes de carbón en factores de aproximadamente 10 a 100 en comparación con las esférulas de BeLaU. Algunos elementos refractarios (Be, Ca, Cr, Fe, Y, Tm, Yb, Lu y W) se reducen en factores de 3 a 10 en las cenizas volantes de carbón en comparación con las esférulas de BeLaU. Por lo tanto, las esférulas de BeLaU no tienen la composición de las cenizas de carbón, por lo que las afirmaciones de lo estudios mencionadas anteriormente son incorrectas.

El conocimiento científico debe basarse en evidencia empírica y no en opiniones. Nuestro excepcional equipo tardó un año en planificar la expedición y seis meses en realizar un análisis exhaustivo de los materiales recuperados del sitio de IM1 en el Océano Pacífico.

A los críticos les llevó mucho menos tiempo y esfuerzo expresar sus opiniones y llamar la atención de periodistas o colegas. Pero al final, la integridad profesional debe marcar el camino, independientemente de las distorsiones temporales creadas por las redes sociales o los medios de comunicación. Para ser considerados una civilización inteligente, es mejor que sigamos el riguroso camino científico seguido por el equipo de investigación del Proyecto Galileo.

Font, article de Avi Loeb per a "El Confidencial"

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