Sus creadores afirman que la nueva batería de iones de sodio no lleva litio y es más barata y más sostenible. Además, no depende de materias primas escasas controladas por Pekín.
La empresa sueca, fundada en 2015 por dos antiguos ejecutivos de Tesla, es la principal esperanza europea para plantar cara al dominio chino en el sector de las baterías y cuenta con el apoyo económico de gigantes como Volkswagen, BlackRock y Goldman Sachs.
Sodio vs. litio
Las baterías de iones de sodio llevan tiempo considerándose como una alternativa más barata y segura frente a las de litio ya que funcionan mejor tanto a temperaturas muy altas como muy bajas. El problema es que su densidad energética —la cantidad de energía que pueden producir en relación con su tamaño— ha sido históricamente mucho menor, lo que las ha hecho poco atractivas para su uso comercial.
Sin embargo, la nueva batería de sodio de Northvolt ya está cambiando esto. Su actual modelo, dice la compañía, tiene una densidad energética de 160 vatios hora por kilogramo, muy cerca de los 180 Wh por kilogramo que tienen los grandes sistemas de almacenamiento de energía basados en litio.
Estas cifras todavía están lejos de los 250 a 300 Wh por kilogramo que tienen las baterías de los coches eléctricos, aunque la empresa sueca confía en ir aumentando la densidad energética de su sistema en el futuro.
"El uso de la tecnología de iones de sodio no es nuevo, pero creemos que es el primer producto totalmente libre de materias primas críticas. Es un avance fundamental", afirma Patrik Andreasson, vicepresidente de Estrategia y Sostenibilidad de Northvolt. "Esto proporciona una opción que no depende de ciertas partes del mundo, incluida China".
Cómo funciona
La nueva batería no usa litio, níquel, cobalto ni grafito, sino que se produce con minerales como el hierro y el sodio que abundan en los mercados de todo el mundo. Northvolt asegura que su batería de sodio está formada por un ánodo de carbono duro y un cátodo de blanco de Prusia, un material también denominado blanco de Berlín que está compuesto por sodio, hierro, carbono y nitrógeno.
Esta arquitectura, dice la compañía, hace que sus baterías sean un 25% más baratas que las baterías de litio que suelen utilizarse para almacenar energía (y que a su vez son más baratas que las de los coches eléctricos). La sustitución del grafito por carbono duro, aseguran, reduce su huella de carbono y le permite aguantar hasta tres veces más temperatura que las baterías de litio.
"La combinación de capacidad térmica, coste y sostenibilidad nos hace ser muy optimistas sobre las posibilidades de esta tecnología. Se trata de una gran oportunidad para zonas como Oriente Medio, África e India", asegura Peter Carlsson, consejero delegado y cofundador de Northvolt.
Además, la tecnología puede producirse con materiales de origen local, lo que abre la puerta a desarrollar una industria europea de fabricación de baterías robusta y totalmente independiente de las cadenas de valor actuales.
"El mundo ha puesto grandes esperanzas en el sistema de iones de sodio y me complace decir que hemos desarrollado una tecnología que permitirá su implantación generalizada para acelerar la transición energética”, dice Carlsson. “Es un hito importante para la propuesta de mercado de Northvolt, pero una tecnología de baterías como ésta también es crucial para alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad, haciendo que la electrificación sea más rentable, sostenible y accesible en todo el mundo."
Font, article de Omar Kardoudi per a "El Confidencial"
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