En los últimos días se están haciendo virales las imágenes de gigantescos espacios repletos de coches eléctricos nuevos que se pudren al aire libre. Una imagen dantesca que los medios indican se debe a factores como la práctica de inflar cifras de producción para obtener ayudas públicas, o también procedentes de los programas de car sharing difuntos.
La primera explicación se fundamenta en el detalle de que casi todos los modelos avistados además de contar todavía con los plásticos protectores, ya están matriculados. Según el creador del vídeo, esto se debe a que los fabricantes tienen que mostrar ciertos números de ventas para poder recibir las ayudas del estado.
Además, también se valora el poder desafiar a marcas externas, como Tesla, lo que supone que muchos grupos automatriculan unidades que luego tardan tiempo en encontrar comprador y que terminan en grandes estacionamientos durante meses. Unas ventas falsas incluidas en las estadísticas oficiales de ventas.
La segunda parte de esta situación se explica en la fiebre de los vehículos compartidos que explotó en 2019. Entonces, decenas de operadores se lanzaron a un mercado naciente para ofrecer alquileres de vehículos con un pago por uso.
Una avalancha que provocó que dos años después, decenas de empresas cerrasen sus operaciones dejando en el limbo decenas de miles de coches eléctricos. Una verdadera exageración sobre el potencial del sector del car sharing, que buscaba directamente estafar a los inversores metidos de lleno en una dinámica expansionista que ha terminado como era de esperar, con el cierre de la mayor parte de los operadores
Curiosamente, una situación muy parecida a la vivida entre 2018 y 2019 por los servicios de alquiler de bicicletas, que también vivieron un boom y una caída, que ha dado como resultado la dantesca imagen de cientos de miles de bicicletas abandonadas en grandes estacionamientos. Unos emprendedores que una vez terminado su negocio con las bicis, comenzaron con el siguiente objetivo, los coches eléctricos compartidos.
Y es que como podemos ver en el vídeo del canal de Serpentza que nos muestra esta situación, los coches son todos de color blanco, y están todos matriculados. Dos factores que apuntan de nuevo a esta situación de bombear un sector y luego apartarse cuando cae.
Según la persona que graba la escena, la gran mayoría de los coches ahí estacionados, que calculan son más de 10.000, son en su mayor parte de la marca BYD. Modelos con apenas unas decenas de kilómetros en sus marcadores y todavía las protecciones en sus asientos con las que salen de fábrica.
El problema es que este tipo de espacios se repiten por decenas por toda china, con cientos de miles de unidades abandonadas que por una u otra razón no han llegado al mercado, y que supone un grave problema ambiental, de ocupación de espacio, y un gigantesco desperdicio de energía y componentes para darles forma.
Font, article de Carlos Noya per a "Forococheseléctricos"
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