El próximo 30 de junio la tensión entre China y la alianza liderada por EEUU se agudizará perceptiblemente. Este viernes entrará en vigor un nuevo paquete de sanciones que, al igual que los anteriores, persigue frenar el desarrollo de la industria de los semiconductores china. Estas prohibiciones empezaron a fraguarse a principios del pasado mes de marzo, y tienen como protagonista absoluta a ASML, la compañía de Países Bajos que fabrica los equipos de litografía más avanzados del planeta.
El Gobierno de EEUU está haciendo todo lo que está en su mano para impedir que las máquinas que intervienen en la fabricación de circuitos integrados de vanguardia caigan en las manos de China. No obstante, en este esfuerzo no está involucrada solo ASML; las compañías japonesas Tokyo Electron, Nikon y Canon, así como algunas empresas surcoreanas, alemanas y estadounidenses, también se han visto implicadas en este conflicto entre las grandes potencias
No es solo un problema para China; también lo es para ASML
El Gobierno de Países Bajos está entre la espada y la pared. Su homólogo estadounidense está ejerciendo sobre él mucha presión para que traslade a la dirección de ASML de forma tajante las prohibiciones que debe respetar en el futuro durante la redefinición de su relación con China, pero para esta compañía obedecer no es pan comido. Y no lo es porque este país asiático es un mercado enorme en el que residen varios clientes muy importantes para ASML, como SMIC o Hua Hong Semiconductor.
Peter Wennink, el director general de ASML, viajó a China a principios del pasado mes de abril con el propósito de hablar con Wang Wentao, que es el ministro de Comercio del país liderado por Xi Jinping, y también con sus mejores clientes chinos. Sin embargo, en la coyuntura actual a ASML le está resultando muy difícil capear el temporal. Mao Ning, que ejerce como directora adjunta y portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, ha censurado con dureza las medidas que está adoptando EEUU y la presión que está ejerciendo sobre otros países para condicionar su relación con China.
En cualquier caso, está hecho. Como he mencionado en las primeras líneas de este artículo, el 30 de junio entrarán en vigor las nuevas sanciones de EEUU y ASML no podrá vender a sus clientes en China sus equipos de litografía de ultravioleta profundo (UVP). Hasta ahora las sanciones le impedían vender a este país asiático sus máquinas de litografía más avanzadas, que son los equipos de ultravioleta extremo (UVE), pero en adelante tampoco podrá venderle dispositivos UVP, y hay un dato muy importante que merece la pena que no pasemos por alto: en 2022 estos últimos equipos representaron el 34% de los ingresos totales de ASML.
A medio plazo para las compañías chinas las nuevas sanciones serán un problema. Los equipos de litografía UVP sostienen una parte muy importante de la industria de los semiconductores, y no poder renovar sus máquinas actuales o ampliar su infraestructura dañará su negocio. A China en estas circunstancias no le queda más remedio que aplicarse a fondo e independizar su industria de los chips de las potencias extranjeras.
Esta reflexión de Peter Wennink sintetiza muy bien qué se está pergeñando: "Cuanta más presión ejerzamos [sobre China] mayor será la probabilidad de que doble sus esfuerzos [para desarrollar sus propias máquinas de litografía]. Las leyes de la física en China son las mismas que aquí". No cabe duda de que Wennink está en lo cierto. La Administración china está impulsando su industria de los semiconductores, pero aún tiene que superar desafíos técnicos muy importantes para emanciparse totalmente de las potencias extranjeras.
Font, article de Juan Carlos López per a "Xataka"
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