Las dos empresas anuncian acuerdos e inversiones en fábricas de amoniaco, que permite transportar el hidrógeno por mar.
El corredor marítimo y el H2Med son complementarios. No los veo como rutas en competencia”, ha asegurado desde Algeciras el consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar. Lo ha hecho en presencia de los primeros directivos de Yara, la empresa noruega que se encargará de comprar el amoniaco de Cepsa y distribuirlo desde Rotterdam a clientes industriales de los Países Bajos, Bélgica, Alemania y Dinamarca.
Una opción más rápida, pero más costosa
A España se la considera una futura potencia europea para la producción de hidrógeno verde gracias a la disponibilidad de energías renovables. Para trasladar este volátil combustible a Europa, el gran proyecto sigue siendo el hidroducto H2Med, al que España y Francia han dado el visto bueno y cuya capacidad será de dos millones de toneladas anuales, el equivalente al 10% del consumo previsto en la UE. Enagás calcula que una red española de hidroductos costará 7.000 millones de euros.
El objetivo es tener en marcha el H2Med en el 2030, pero las empresas parecen tener más prisa y han preferido abrazar la opción neerlandesa, que es la vía rápida para inyectar el hidrógeno en los polos industriales del norte de Europa. “Para llenar un ducto en el sur de España con hidrógeno necesitamos mucho hidrógeno, y todavía estamos empezando”, ha afirmado el consejo delegado de Cepsa en alusión al H2Med.
Cuestión de electrólisis, moléculas y bajas temperaturas
Sin embargo, llevar el hidrógeno por barco a los Países Bajos es más caro, entre otras cosas porque requiere varios procesos industriales. Hay que fabricar hidrógeno separando las moléculas de agua con electrólisis gracias a electricidad renovable. Luego hay que extraer nitrógeno del aire mediante un proceso parecido. Posteriormente, hay que añadir el nitrógeno al hidrógeno para crear el amoniaco líquido que viaja en barco y, para rematar, hay que volver a transformar el amoniaco en hidrógeno en la terminal portuaria.
Cepsa indica que el viaje en barco es más sencillo porque el amoniaco se transporta a -33ºC, y el hidrógeno por tubo, a -235ºC. Sin embargo, reconoce que el tubo acaba saliendo más barato. “Mover el hidrógeno por barco cuesta entre 1,50 y 1,75 euros por kilogramo, y moverlo por ducto debería ser menos”, dice su consejero delegado.
La ruta futura incluye países más lejanos, Japón incluido
La conclusión es que “cuando estén los tubos es posible que se vaya a disminuir el tráfico marítimo”, pero eso no supondrá el declive de las plantas de amoniaco, ya que “habrá otros lugares de Europa a los que podamos servir con barco”. Cepsa tiene también en mente “clientes de Japón y de otras partes del mundo para suministrarles” y recuerda que el amoniaco también puede servir de combustible para los propios barcos.
Lo cierto es que los Países Bajos acaban de apuntarse un importante tanto en su objetivo de replicar con el hidrógeno el éxito del mercado TTF de gas, inventado en el país y convertido en una referencia mundial al marcar los precios internacionales de este hidrocarburo. Si Francia y Alemania se despistan, los puertos neerlandeses pueden ser la gran puerta del hidrógeno verde y también la lonja donde se marque su cotización.
Aparte de anunciar inversiones de 1.000 millones en la mayor planta de amoniaco del sur de Europa para transportar el hidrógeno por barco a Rotterdam, Cepsa también ha firmado hoy un par de acuerdos con empresas para garantizar esta actividad. Sumada la aportación prevista por la futura planta de Iberdrola, llegan casi al millón de toneladas, esto es, casi la mitad del hidrógeno que cabe en el H2Med. Un volumen capaz de marcar el paso de esta incipiente industria.
Font, article de Iñaki de Las Heras "La Vanguardia"
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