Cuando el 25 de diciembre del 2021 el Telescopio Espacial James Webb se elevó a bordo de un cohete Ariane 5 rumbo a su nuevo hogar en el punto de Lagrange L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, sabíamos que iba a cambiar nuestra forma de ver el universo, incluso que posaría sus ojos sobre sistemas estelares anteriormente observados por el legendario Telescopio Espacial Hubble.
Uno de esos objetivos cósmicos en común lleva el nombre de Messier 51. Se trata de una galaxia espiral situada a 31 millones de años luz de nuestro planeta que ha cautivado el interés de científicos y aficionados durante décadas (incluso porque puede ser observada con telescopios terrestres convencionales en algunos momentos del año). Ahora bien, la diferencia entre una captura y la otra es impresionante.
El James Webb observa a la “Galaxia Remolino”
Uno de los nombres por la que es conocida la presente galaxia es “Remolino”. Esto, precisamente, nos dice mucho sobre la disposición y distribución de sus componentes galácticos. Como si de una escalera de caracol se tratase, sus brazos destacan por encima de cualquier otro componente: se trata de una región espiral de gran tamaño que sirve de “fábrica” de nuevas estrellas masivas y luminosas.
En la imagen capturada por el James Webb podemos ver esta peculiar región espacial con mayor detalle. En ella destacan las regiones de color rojizo oscuro en combinación con las caracterizadas por los colores naranja y amarillo. El blanco brillante, por su parte, corresponde al núcleo, también salpicado por luz blanca y azul proveniente de las estrellas y el polvo galáctico circundante.
Las razones detrás de esta inusual belleza cósmica todavía son un enigma, aunque los científicos creen que la influencia gravitacional de la compañera más pequeño de M51, una galaxia enana llamada NGC 5195, es parcialmente responsable de su naturaleza. Los científicos dicen que dinámica e fluencia entre M51 y NGC 5195 ha estado experimentándose por varios millones de años.
Esta nueva imagen ha sido capturada gracias a dos instrumentos del James Webb que trabajan en el espectro infrarrojo, es decir, el que no es visible por el ojo humano. La combinación de los datos de ambos ha dado este impresionante resultado de la galaxia Remolino, mostrándonos cúmulos estelares y otras características que habían pasado desapercibidas a los ojos del Hubble.
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