sábado, 19 de agosto de 2023

Así serán los próximos 50 años de exploración espacial, según los astrónomos

 


Tendremos la respuesta a los misterios del universo? Los astrónomos creen que la exploración, la física cuántica o la IA serán los nuevos pilares de la siguiente era espacial.


Los científicos miran hacia el futuro de la astronomía con entusiasmo y un saco lleno de preguntas por resolver. ¿Hay vida más allá de nuestro planeta? ¿Qué es la materia oscura? ¿Cómo se formaron los agujeros negros supermasivos en el centro de la galaxia? ¿Por qué el universo se está expandiendo más rápido? Diferentes expertos, entre ellos astrónomos, científicos planetarios y físicos galardonados con un premio Nobel, entrevistados por la revista Astronomy, recogen los puntos clave en los que se basará la ciencia del espacio en un futuro… no tan lejano.

Dentro de 50 años, habrá apasionantes misterios que hoy ni siquiera somos capaces de contemplar y para entonces los avances tecnológicos eclipsarán por completo a los actuales. Materias como la inteligencia artificialla mecánica cuántica o la exploración interplanetaria ocuparán el centro de una nueva revolución tecnológica en el espacio sin precedentes.

Exploración espacial sin límites

Los astrónomos confían en que la exploración espacial llegue a múltiples mundos del sistema solar. Para S. Alan Stern, científico planetario y miembro del Consejo Nacional de Ciencias de EEUU, en el futuro contaremos con bases semipermanentes similares a las de la Antártida en la Luna y Marte. También cree que dispondremos de vehículos de lanzamiento mucho más grandes, baratos y potentes, de propulsión eléctrica de alta potencia o basados en la fusión que acortarán radicalmente la duración de los viajes. Podríamos llegar a Marte en unas semanas, en lugar de siete meses, o a Plutón y el cinturón de Kuiper, donde se sitúan los planetas enanos más allá de Nepturo, en un año.

Es posible que para 2073 tengamos telescopios terrestres de 100 metros que nos permitan mapear objetos hasta la nube de Oort, que está a 1,5 años luz de la Tierra, o capturar imágenes detalladas en el cinturón de Kuiper, opina el científico. La recolección de muestras desde diversos lugares sería una práctica común y podríamos tener varios laboratorios fuera de la Tierra y así proteger a nuestro planeta de una posible contaminación.

Yvette Cendes, radioastrónoma en el Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian, sueña con un radiotelescopio de gran tamaño en la cara oculta de la Luna, algo que evitaría las interferencias de radiofrecuencias generadas por el ser humano en la Tierra y permitiría capturar las frecuencias más bajas del espacio. “Es probable que ahí abajo se descubra alguna ciencia nueva y apasionante que desconocemos”, comenta. La experta cree que se podría seguir practicando la radioastronomía ampliamente, pero “siempre y cuando controlemos la regulación de las megaconstelaciones de satélites” y no nos quedemos sin recursos debido al cambio climático.

Además, Cendes anhela que, para 2073, podamos observar la primera supernova en nuestra galaxia. “Una galaxia del tamaño de la Vía Láctea debería experimentar una supernova cada 50 o 100 años, y ya hay un retraso evidente en ese sentido”, explica.

Vida más allá de la Tierra

Cendes cree que tendremos pruebas de la existencia de vida en otros lugares del universo, no a través de señales de inteligencia extraterrestre, sino “mediante la confirmación de bioseñales en exoplanetas”. Al fin y al cabo, opina, la vida es “un proceso químico, por lo que parece una arrogancia suponer que solo se ha producido en la Tierra”.

O también puede ser que encontremos antes un nuevo lugar para habitar, algo extremadamente complicado. Según John Mather, científico principal del proyecto del telescopio espacial James Webb y Premio Nobel de Física en 2006, encontrar otro lugar como nuestro hogar puede ser el problema más difícil de la astronomía y requerirá telescopios mucho mayores en el espacio de los que aún podemos diseñar. “Podremos construirlos cuando llegue el momento. Pero no este año”, comenta.

IA y mecánica cuántica

Alan Stern, que ha dirigido 14 misiones de vuelo e instrumentos científicos de la NASA, espera que la inteligencia artificial cambie radicalmente el “arte de hacer ciencia planetaria”. Para entonces, la IA será “tan poderosa que el trabajo de la ciencia —análisis e interpretación de datos, codificación, teoría e incluso redacción de artículos— no se parecerá en nada a lo que hacen hoy los científicos planetarios”.

Algo nada descabellado dados los miles de millones de dólares que se invierten cada año en el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial. Para Mather, es solo una cuestión de tiempo y piensa que no tenemos que entender cómo funciona para utilizarla: “Tampoco entendemos la mente humana, prepárese para asombrarse.

El físico opina que un gran avance podría producirse en cualquier momento, pero lo más probable es que se dé gracias a la mecánica cuántica. “Ya nos enfrentamos a los misterios del entrelazamiento cuántico y medir una partícula en un lugar puede afectar instantáneamente a otra partícula en todo el universo”. Quizá la interpretación de la medición y las funciones de onda “queden por fin firmemente establecidas”, espera.

La emergencia climática: el mayor reto

“Ningún aspecto de la actividad humana queda al margen de la necesidad de responder al cambio climático. Esto incluye la astronomía”, opina Chanda Prescod-Weinstein, profesora de Física y miembro de la facultad de Estudios de la Mujer y de Género de la Universidad de New Hampshire. “Espero que, para 2073, quienes trabajamos con telescopios espaciales hayamos encontrado una alternativa para construirlos que no implique trabajar con grandes contratistas de defensa cuyas armas no solo cuestan un dinero, sino que además envenenan el medio ambiente”.

La física opina que para dentro de 50 años los astrónomos también deberían haber desarrollado un marco ético claro para construir instalaciones y solicitar permisos. Según la científica, no tenemos mucho tiempo y el momento de empezar a planificar es ahora. “Tendremos que pensar detenidamente en el impacto que los lanzamientos espaciales tienen en los ecosistemas locales, así como en los pueblos desplazados por ellos”, comenta.

Font, article de María Duarte per a "El confidencial"




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