miércoles, 30 de agosto de 2023

La primera fotografía de la historia puede dejar de serlo en cualquier momento: un vistazo a la ventana de Niepce

 La historia siempre trata de encontrar los orígenes. El primer humano, el primer libro... en la historia de la fotografía lo encontraron en 1952: Vista desde la ventana en Le Gras. El matrimonio Gernsheim compró la piedra filosofal y lo compartió con el resto del mundo. Pero el primer paso se dio en 2019 cuando el museo Ransom Center, donde se conserva, dejó de considerarla como tal.

Vista desde la ventana en Le Gras es una de las fotografías más conocidas. Está en todas las guías, manuales y libros que encontramos sobre el tema. Y en muchas de ellas se habla de la primera fotografía de la historia, con todo lo que supone. Antes de ella no había nada. Es el origen de todo. Y es una afirmación demasiado arriesgada.

En esta ocasión toca quitarse el sombrero ante Ransom Center, un centro de investigación de la universidad de Texas en Austin.

En la revisión de su sala de exposiciones, donde se puede ver la Biblia de Gutenberg (considerado el primer libro importante impreso con tipos móviles de metal) podemos ver la famosa heliografía (más tarde veremos qué significa) considerada como "la fotografía sobreviviente más antigua conocida producida en la cámara oscura". Ni rastro de ser el origen de todo ni nada parecido. Y es que así no faltas a la verdad. Y puede que te sientas decepcionado como espectador, pero no te están engañando.

La vida fotográfica de Joseph Nicéphore Niépce

La historia de la fotografía es apasionante. El ser humano llevaba mucho tiempo intentando retener el tiempo. Conocía los principios físicos y químicos, la reacción de ciertos materiales ante la luz, la formación de imágenes gracias a la cámara oscura, pero hasta el siglo XVIII nadie lo consiguió.

La historia oficial señala a Joseph Nicéphore Niépce como el inventor de la fotografía. Durante mucho tiempo su socio Daguerre ocultó su figura. Hasta tal punto que su trabajo se consideró el primero de la historia. Pero el tiempo pone a todos en su sitio. Y desde luego no se puede hablar de un único inventor.

El trabajo de Niépce es primordial. Debido a su curiosidad innata y a los medios de los que disponía por su clase social y sus inventos, empezó a investigar un proceso que le permitiera fijar la realidad. Junto con su hermano dedicó su vida a la ciencia, salvo el paréntesis en el que formó parte del ejército francés. Inventaron el primer motor de combustión interna. En 1816 empezó, en solitario, a buscar cómo fijar las imágenes de forma permanente.

Sin la ayuda de la cámara oscura, fijó grabados por la acción de la luz sobre una placa de vidrio recubierta de betún de judea en 1822. Y ya en 1824, como se puede leer en sus diarios, logró crear imágenes, tal como entendemos hoy, sobre piedra con la cámara oscura. La exposición duraba cinco días. Y no se ha encontrado nunca una prueba de aquellos primeros intentos documentados.

La historia de Vista desde la ventana en Le Gras

Esta fotografía la consiguió después de muchos ensayos. En 1816 logró plasmar una imagen en una hoja emulsionada gracias a la cámara oscura, pero no consiguió fijarla. Y además estaba en negativo. Las luces en negro y las sombras iluminadas. Y no era exactamente lo que quería.

En su vida profesional se cruzó por el medio el desarrollo y mejora de la draisina, la antepasada sin pedales de la bicicleta, otro de sus inventos... Por lo que hasta 1822 no volvió a la fotografía, como hemos señalado antes. Lo que cambió todo es descubrir las propiedades del betún de Judea, que bajo la acción de la luz se vuelve insoluble.

En 1824 cuenta en sus diarios que ha conseguido fijar una imagen después de días de exposición de una piedra litográfica sensibilizada con el famoso asfalto que se obtenía, de forma natural, en el Mar Muerto. Pero el que utilizó Niépce era el que se sacaba de las rocas bituminosas, que contienen restos de petróleo.

Con el tiempo, cambió la superficie donde aplicaba el betún de Judea por una placa de peltre impregnada por dicho elemento, sensibilizada con vapores de yodo y revelada con vapor de mercurio. La clave fue la fijación de la imagen con hiposulfitos:

disolvió betún sensible a la luz en aceite de lavanda y aplicó una fina capa sobre una placa de peltre pulido. Insertó la placa en una cámara oscura y la colocó cerca de una ventana en su cuarto de trabajo del segundo piso. Después de varios días de exposición a la luz solar, la placa produjo una impresión del patio, las dependencias y los árboles del exterior. Al escribir sobre su proceso en diciembre de 1827, Niépce reconoció que requería mejoras adicionales, pero que, sin embargo, era "el primer paso incierto en una dirección completamente nueva".

Así logró las primeras impresiones fotográficas que llamó heliografías (escrito por el sol). Y la única que se conoce hoy en día es la famosa Vista desde la ventana en Le Gras (1826). Este nuevo disparo precisó 8 horas y 10 minutos. Por este motivo todo está lleno de luz, la tierra no para de moverse y el sol lo llena todo. Y aunque parezca mentira, le falta exposición.

A partir de aquí evolucionó rápidamente para los tiempos que corrían. Louis Jacques Mandé Daguerre se asoció con él en 1829. Niépce muere en 1833 (probablemente por la inhalación de los vapores) y Daguerre compra todo el laboratorio a los herederos. El 19 de agosto de 1839 presentó el daguerrotipo ante el mundo.

Por qué no puede ser considerada la primera fotografía

Hasta en la página de la Maison Nicephore Niépce reconocen que en aquellos años muchos investigadores estaban detrás del invento que revolucionó el mundo. Y el que se adelantó a todos fue Daguerre, al conseguir la protección del gobierno francés.

Gernsheim, los que encontraron la heliografía de Niépce. Crearon una colección y cuando encontraron este tesoro se encargaron de publicitar que era la primera de la historia. Y todos les creyeron. Pero la realidad no era así. Niépce había logrado detener el tiempo. Y seguro que en algún almacén abandonado, protegido del calor y de la luz, se encontrará otra fotografía más antigua suya o de otro investigador.

Será imposible certificar que sea la primera. Pero cuando se localice, los libros cambiarán.

Y hay muchas candidatas, porque si rebuscamos un poco, encontramos varios científicos que lograron lo mismo en aquellos años. Hippolyte Bayard presentó en 1837 una técnica mucho más rápida que el daguerrotipo, pero no tuvo el apoyo de F. Arago, que sí apoyó a Daguerre.


William Henry Fox Talbot fue el padre de la fotografía, tal como la entendemos, porque presentó el concepto de negativo-positivo y la multiplicidad de la imagen. El calotipo, que así llamó a su invento, lo desarrolló en 1834, aunque lo patentó en 1841. Thomas Wedgwood logró las primeras impresiones con nitrato de plata en la década de 1790, aunque fue incapaz de encontrar un fijador, pero las últimas investigaciones aseguran que los que son considerados los primeros calotipos de Talbot en realidad eran suyos.

Y también sería una sorpresa encontrar los resultados de Ramos Zapetti, un español amigo del director del Museo del Prado, Federico de Madrazo que:

un día, citados de antemano D. Carlos y don Federico, vieron asombrados reproducida en brillante lámina de cobre una figura y parte del estudio, que con júbilo grandísimo los mostró Ramos Zapetti comprobando cuanto les había anunciado. Fue éste un acontecimiento celebrado entre los artistas. Hubo quien hizo proposiciones para la adquisición del invento, que Ramos no aceptó. Unos dos años después se hizo público el invento de Daguerre.

Nada se puede dar por seguro en esta historia. Y nos podemos quedar en la superficie, o pensar que más pronto que tarde, alguien descubrirá una imagen más antigua que pueda ser datada y fechada. Y asumir que será imposible asegurar que fue la primera. Es una historia que nunca puede acabar. Y nosotros queremos contarla.

Font, article de Fernando Sánchez per a "Xataka"


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