miércoles, 20 de marzo de 2024

Un grupo de astrónomos detecta por primera vez señales similares a las auroras terrestres sobre una mancha solar

 


¿Alguna vez has pensado que nuestra estrella pudiera tener su propia versión de las auroras boreales y australes que tanto fascinan en la Tierra? Recientemente un grupo de astrónomos han descubierto un fenómeno muy similar.

En las noches oscuras del hemisferio norte y sur, ocurre un fenómeno natural que ha fascinado a la humanidad por generaciones: las auroras. Estas cortinas de luz, alimentadas por partículas solares que chocan con nuestra atmósfera, han sido objeto de asombro y estudio. Pero lo que antes se pensaba que era exclusivo de algunos planetas y ciertas estrellas, ahora se ha encontrado en una fuente inesperada: el Sol.

Así se forman las auroras terrestres

Nuestras auroras se manifiestan cuando las partículas solares, arrastradas por el viento solar, son canalizadas hacia los polos terrestres a lo largo de las líneas del campo magnético de la Tierra.

Estas partículas interactúan con los átomos presentes en la atmósfera superior terrestre, generando emisiones de radio intensas en un rango de frecuencias que oscilan entre unos pocos cientos de kilohercios y liberando energía en forma de luz.

¿Auroras también en el Sol?

¡Pues sí, al parecer no sólo hay auroras en la Tierra! Gracias al radiotelescopio LOFRA, un grupo de expertos del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey ha detectado un tipo peculiar de ráfaga de radio, parecidas a las auroras terrestres, que emanaba de una mancha solar.

Recordemos que una mancha solar es una región oscura en la superficie del Sol que se ve más fría que las áreas circundantes. Estas manchas son causadas por una concentración intensa de campo magnético que emerge a través de la fotosfera, la capa visible de nuestra estrella. Cuando el campo magnético emerge a través de la fotosfera, crea una región de intensa actividad magnética que se ve como una mancha solar.

¿Cómo se generan en nuestra estrella?

Nuestras protagonistas nacen de las explosiones de radio sobre las manchas solares y, si las comparamos con las terrestres, se originan también cuando los electrones energéticos quedan atrapados y acelerados por campos magnéticos convergentes.

No obstante, a diferencia de las auroras de la Tierra estas ráfagas de radio solares ocurren en frecuencias mucho más altas, entre cientos de miles y un millón de kilohercios.

Las implicaciones científicas de este descubrimiento

Este descubrimiento no solo nos ayuda a comprender mejor nuestra estrella y su complejo campo magnético, sino que también arroja luz sobre el papel de las auroras en la conexión entre el Sol y la Tierra. Además, nos muestra cómo los fenómenos aparentemente locales pueden tener implicaciones cósmicas más amplias.

En definitiva, las auroras, tanto en la Tierra como en el Sol, son un recordatorio de la interconexión entre nuestro planeta y su estrella madre. Son fenómenos naturales que continúan desafiando nuestra comprensión y alimentando nuestra curiosidad sobre el universo que habitamos.

Font, article de Yurima Celdrán per a "Tiempo.com"

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