Para 2030, se espera que la escala de la demanda de hidrógeno de Alemania equivalga a alrededor de 90 a 110 teravatios hora (TWh)
Tras el estallido de la guerra en Ucrania, Alemania ha tenido que acelerar su desconexión energética de Rusia y buscar la manera de diversificar la llegada de diferentes fuentes de energía, sostenibles, a su territorio para, además, avanzar en la transición energética. Es por esto por lo que tiene en el punto de mira al hidrógeno y cuenta con más de 6.000 millones de euros proyectados en interconexiones de hidrógeno con un total de 16 países que conforman el Viejo Continente.
Como país altamente industrializado, Alemania depende de las fuentes de energía gaseosa y líquida como parte importante de su sistema energético, que seguirán siendo indispensables a largo plazo en varios ámbitos de su industria y el transporte. Sin embargo, dada la tendencia hacia objetivos climáticos más ambiciosos, necesita alternativas a largo plazo, respetuosas con el medio ambiente, a los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, para que la transición energética sea un éxito.
Es por esto por lo que el hidrógeno se ha convertido en uno de los puntos fuertes del diseño del sistema energético del futuro del país, a través de la actualización de la Estrategia Nacional de Hidrógeno. Mediante el uso de hidrógeno renovable, las zonas de la industria que dependen del uso de portadores de energía líquidos o gaseosos pueden reducir considerablemente sus emisiones de carbono.
Font, article de Sandra Acosta per a "El periódico de la energía"
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