El país del "karoshi" quiere que el tope para los períodos de trabajo continuado pasen de 48 a 14 días
¿Qué ha pasado? Que Japón quiere que trabajar en las empresas del país resulte más llevadero. Y quiere hacerlo centrándose en un aspecto muy concreto: los largos larguísimos períodos durante los que los empleados pueden encadenar jornadas consecutivas, pasando de una a otra sin días libres, fines de semana o festivos.
Ahora y con la ley en la mano el sistema permite que un empleado se pase así 48 días. Tienen que darse ciertas condiciones, pero es posible. El objetivo es reducir ese tope legal a 14. Esa sería la nueva línea roja. Todo lo que pase de 13 jornadas, precisa el diario Asashi Simbun, se quedaría fuera de la legislación.
¿Cómo quiere hacerlo? Para el cambio aún habrá que esperar. De momento es un planteamiento de un comité de expertos convocado por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social que se dedica a discutir cambios en la Ley de Normas Laborales. En cualquier caso, la propuesta tiene el suficiente rango y alcance como para se hayan hecho eco de ella la prensa del país, incluidos medios del alcance de Nikkei, la agencia Kyodo o Asashi, que hablan de que el Gobierno está considerando revisar el sistema de organización con la propuesta de los 14 días sobre la mesa.
Los expertos han deslizado también otras ideas en materia laboral, como simplificar el sistema que se aplica para el cálculo de horas extra o que la normativa cubra a los empleados domésticos. El objetivo ahora es recoger esas propuestas en un informe que, si todo va según lo previsto, estará listo en marzo. Para que el Gobierno promulgue los cambios habrá que esperar algo más. No se esperan para antes de 2026, después de que se hayan discutido con representantes tanto de los trabajadores como de la patronal.
¿Cuál es la situación ahora? En un país como España, donde el límite de jornadas laborales consecutivas es sensiblemente inferior, el sistema japonés puede sorprender, pero hoy por hoy la legislación permite encadenar allí hasta 48 días de trabajo. La clave está en la "letra pequeña" de la ley. La norma recoge que las empresas deben conceder al menos un día libre por semana a los miembros de su plantilla, pero les otorga cierta flexibilidad a la hora de organizar las libranzas. Permite que la empresa conceda cuatro días libres cada cuatro semanas.
¿Qué significa eso? Que si las libranzas del trabajador se organizan de cierta forma, concediéndole primero un período de descanso de cuatro días seguido de una larga etapa de trabajo a la que le suceden otros cuatro días de descanso, técnicamente la ley permite que ese período intermedio de trabajo se extienda 48 jornadas. Japan Times precisa que sindicatos y directivos pueden pactar además lo que se conoce como "Acuerdo 36", que en la práctica ampara que los operarios rindan incluso los festivos.
¿Por qué quieren cambiarlo? El Gobierno japonés no solo tiene los planteamientos del grupo del Ministerio de Salud. Dispone también de datos que muestran cómo los períodos de 14 días seguidos de trabajo minan el equilibrio de los operarios. Según uno de los estudios que maneja el Ejecutivo, esas fases sin descansos generan niveles de estrés más altos que los que asociados a la acumulación de más de 120 horas extra en un solo mes. Además tienen otra consecuencia, también crucial: contribuyen al estrés psicológico y los trastornos que dan derecho a una compensación laboral.
Y las cifras al respecto son elocuentes. El año pasado se registraron 1.023 solicitudes de indemnización por trastornos mentales y enfermedades cardíacas relacionadas con el estrés en el ámbito laboral. El dato destaca por varias razones. Su volumen y sobre todo la tendencia. Aunque las peticiones aprobadas habían disminuido con los años, ha vuelto a crecer. El millar largo de solicitudes de 2023 supone 220 más que el ejercicio anterior.
¿Es una medida nueva? No es la primera vez que Japón mueve ficha para mejorar las condiciones de los trabajadores. Uno de los frentes en los que se ha centrado es el de poner límites a las horas extras, tanto en el cómputo anual como mensual. Desde hace unos meses, por ejemplo, los conductores de camiones y los médicos que trabajan en hospitales tienen que ajustarse a ciertos límites bien definidos. Su tope se fija en 960 horas anuales. Para los trabajadores de la construcción es algo inferior, se fija en 720 horas extra al año.
Los intentos de Japón por poner orden en las horas extra se remontan a 2019, cuando se activó la ley de reforma del sistema laboral, pero durante cinco años ciertos sectores en los que escasea el personal cualificado estuvieron exentos de las nuevas limitaciones. Hasta ahora. Los estudios del Gobierno muestran por ejemplo que un porcentaje amplio de médicos superaba el tope que se ha fijado ahora.
Aunque en teoría el país no encabeza la lista de la OCDE y el World Economic Forum de promedio de horas trabajadas, el exceso de trabajo es un tema clave en Japón. Incluso dispone de una palabra para designar la muerte por agotamiento: karoshi. En 2015 el Gobierno hablaba de algo más de 2.300 víctimas. Los últimos datos de Statista apunta a que el número de suicidios relacionados con problemas laborales se acerca a la barrera de los 3.000.
Font, article de Carlos Prego per a "Xakata"
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