El tercer español que conquistará el espacio está ahora en Houston entrenándose para llevar uno de los únicos 11 trajes de astronauta que existen en el mundo
Álvarez es ingeniero aeronáutico, pero durante esta formación ha tenido que estudiar muchas otras materias. "Hemos hecho entrenamientos de supervivencia, de biología, de materiales o de primeros auxilios y de medicina, para responder en casos de emergencia y para conocer los efectos que los vuelos espaciales tienen en nuestro cuerpo", explica en 'El Faro'. También ha estudiado ruso durante dos meses, porque la mitad de la EEI habla en ese idioma, y asegura que la palabra que más presente tiene ahora mismo es "авария", que significa accidente.
En este año preparándose para ser astronauta, Álvarez ha probado la famosa centrifugadora, una máquina que simula el despegue de un cohete y que él describe como "una sensación parecida a montarse en una montaña rusa, pero multiplicada por diez". Eso, sin embargo, no ha sido lo más duro que ha vivido. Los cinco seleccionados por la ESA han viajado a los Pirineos donde han experimentado con "situaciones de emergencia para trabajar el liderazgo, el trabajo en equipo y la coordinación de todos los compañeros". En 'El Faro', Álvarez ha contado que una de las actividades consistió en meterse en un lago, con 10 grados bajo cero fuera, y simular un caso de hipotermia. Otra, en pasar una noche a la intemperie solos, a 15 grados bajo cero.
Un traje de astronauta heredado
Aún así, defiende que "la formación es apasionante y todos los días hay algo nuevo que aprender". Ahora está en Houston aprendiendo todo sobre el traje espacial que se usa durante los paseos espaciales. "El mítico traje que todos tenemos en mente y del que, por cierto, solo existen 11 en el mundo, incluidos los que están en el espacio", cuenta. En tres semanas, él se probará uno de ellos, y a los 150 kilos que pesa deberá sumarle el peso de llevar encima un traje heredado de otra persona que hizo historia viajando al espacio. "Tengo muchas ganas de saber de qué astronauta es el mío", asegura. Hace 40 años se fabricaron 18 trajes, y después de haber perdido siete en diversos accidentes, ahora solo quedan 11. Son, según Álvarez, "como una nave independiente, una nave espacial con forma humana".
Una misión a la Estación Espacial Internacional y el sueño de llegar a la Luna
Dos de los compañeros de promoción de Pablo Álvarez, la francesa Sophie Adenot y el belga Raphaël Liégeois, ya tienen asignada una misión: en 2025 viajarán a la Estación Espacial Internacional. Si todo va según lo previsto, los otros tres astronautas recién graduados, entre los que está Álvarez, harán el mismo viaje antes de 2030. Pero el español aspira a "ser astronauta durante muchos años, hasta que el cuerpo aguante", así que sueña con poder llegar a pisar algún día la Luna, como hicieron por primera vez en 1969 Neil Armstrong y Edwin Aldrin. "Ese es el sueño, no te diría de cualquier astronauta, sino casi de cualquier persona", cuenta.
¿Y pisar Marte? Esa opción es, según Álvarez, mucho más complicada. "Ir hasta allí son, por lo menos, 950 días de vuelo y sin posibilidad de dar la vuelta, porque una vez que estás en dirección a Marte tienes que esperar a llegar hasta allí para poder usar su campo gravitacional para volver. Nadie ha estado tanto tiempo en el espacio como para saber si el cuerpo humano puede sobrevivir a un viaje tan largo", explica.
Para poder hacerlo es necesario, además, mejorar las comunicaciones con el planeta rojo. "En las misiones que hemos hecho hasta ahora, la comunicación es casi en tiempo real, la Luna tiene un retraso de 0,5 segundos. Cuando estás en Marte, el retraso de las comunicaciones es de entre 3 y 21 minutos. Eso significa que en el peor momento mandarías un mensaje a la Tierra que tardaría 20 minutos en llegar y esperarías otros 20 para recibir la contestación. Es decir, 40 minutos para que te lleguen las instrucciones". Pese a ello, confía en que la investigación lo haga algún día posible: "Yo creo que la próxima generación de astronautas tendrán la oportunidad de ir, y yo espero estar vivo para ver al primer humano que pise Marte".
Font, article de Júlia Molina per a "Cadena SER"
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