sábado, 20 de julio de 2024

Alemania está construyendo su propia "Mallorca" en las costas de Báltico. Y para algunos alemanes es el horror

 

Ante el aumento de las temperaturas, las costas más septentrionales de Europa ven oportunidades turísticas

Si las obras siguen avanzando a buen ritmo, en no mucho tiempo podrás coger tus maletas e ir a disfrutar de unas buenas vacaciones en el nuevo complejo de turismo que están construyendo en Grömitz, una localidad situada al norte de Alemania, en plena costa del Báltico. Sus promotores lo venden a bombo y platillo como un paraíso de dunas, un parque acuático, restaurantes, tiendas y todo un despliegue de servicios pensados para el disfrute de los visitantes. No todos lo ven así.

Hay quien recela de que la zona pueda cambiar, ceda al turismo de masas y unas vacaciones en el Báltico dejen de ser sinónimo de relax y tranquilidad. En sus propias palabras, temen que se convierta en la "Mallorca alemana".

¿Qué pasa en Grömtiz? Que están dando forma a Dünenpark, un megacomplejo pensado para captar visitantes con edificios y pabellones a pie de playa, áreas de juegos, tiendas, restaurantes, un club de playa e incluso un parque acuático y de aventuras. Las excavadoras llegaron a la zona hace tres años, durante el verano de 2021 y, según precisa el diario Hamburger Morgen Post, el complejo irá tomando forma poco a poco a lo largo de los próximos meses.

Avanzando. En mayo de 2023 estaba ya listo el Surf Rescue Club y los trabajos han seguido avanzando. Durante los últimos días, por ejemplo, los operarios se han centrado en el aislamiento y la climatización del Beach Club. Al menos en 2023 las previsiones pasaban por que el megaproyecto estuviese finalizado a principios del verano de 2025, con la inauguración de Dünenwelten. Todo con el objetivo de ser el gran punto de referencia turístico de la bahía de Lübeck, en el Mar Báltico.

Unas vacaciones en el Báltico. La apuesta de Grömitz tiene bastante lógica. Aunque a la hora de planificar sus vacaciones muchos alemanes siguen mirando a las costas del Mediterráneo, y en concreto el litoral y las islas del sur de España, los hay que optan por el Mar del Norte y Báltico. Lo apuntaba Hamburger Abendblatt ya en 2021, en plena pandemia, cuando a muchos turistas no les quedó otra opción que replantearse sus vacaciones y apostar por los destinos nacionales. En puntos como St Peter-Ording o Grömitz encontraban costa, playa y temperaturas suaves, valores que esta misma semana rondaban por ejemplo los 20 grados.

Su "tirón" era sin embargo previo a la pandemia. Según Hamburger Abendlatt, entre 1995 y 2019 el flujo de huéspedes alojados en Schelswig-Holstein, la zona en la que se sitúa Grömitz, se duplicó hasta alcanzar los 4,6 millones. "Y la tendencia hacia escapadas y vacaciones en casa continúa", señalaba por entonces Guido Zöllick, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes Dehoga.

¿Todos lo ven con buenos ojos? No. Hay quien ve los cambios con preocupación. El ejemplo más claro lo dejaba hace un año la web alemana Moin.de, que preguntó a gente familiarizada con la región cómo veía el nuevo megaproyecto de Grömitz. De las respuestas que tuvo, la más relevadora y que mejor sintetiza los miedos que genera una masificación turística de la costa báltica la dejó un a mujer: "Es una pena que Grömitz mute cada vez más en una Mallorca alemana. Siempre me pareció bonito que las cosas estuvieran un poco más tranquilas".

Y remataba: "¿Todo tiene que estar diseñado para la masa?

Los efectos de la "turistificación". La comparación con Mallorca no es del todo nueva. Ya a finales de 2021 de Hamburger Abendbaltt arrancaba su reportaje sobre los cambios de tendencia en el turismo alemán y el éxito creciente de la costa del norte del país con un titular igual de revelador... y elocuente: "Mar del Norte y Mar Báltico. ¿Se están convirtiendo las costas en la nueva Mallorca?"

Entre los cambios que acompañaban al fenómeno turístico había algunos que afectaban por ejemplo al mercado inmobiliario: si en 2011 un apartamento de vacaciones en Timmerdorfen Stand, otra localidad costera del Báltico, costaba unos 80.000 euros, diez años después el precio en la conocida como "Niza del Norte" podía triplicarse con rapidez. Otra ciudad en la que se apreciaba un aumento sensible de precios era Hamburgo, otra urbe portuaria del norte.

Font, article de Carlos Prego per a "Xakata"

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