Fábrica de Stellantis en Kenitra. (Stellantis)
Después de convertirse en el primer exportador de coches a la UE, el vecino del sur atrae ahora a fabricantes chinos de baterías para vehículos eléctricos destinadas al mercado estadounidense y europeo
Ahora va a intentar repetir este éxito, pero con las baterías eléctricas para coche. La gran diferencia es que si la industria automovilística que se implantó en Marruecos a principios de siglo era francesa, la de las baterías va a ser China, aunque también tendrá la vista puesta en la conquista de los mercados de Europa y EE.UU.
Los datos son espectaculares. El año pasado se fabricaron en Marruecos 535.000 vehículos, de los que el 87% fueron exportados, un 30% más que en 2022. La industria automotriz representa el 25% de las exportaciones que este año deberían superar los 12.000 millones de euros. Superan a las de los fosfatos, el mineral cuya ventas al extranjero proporcionaba hasta ahora más divisas. La industria automotriz representa nada menos que el 22% del PIB.
La capacidad de producción aumentará este año hasta los 700.000 vehículos, pero el ministro de Comercio e Industria, Ryad Mezzour, ya anticipó hace unos días en la Cámara de Representantes (Parlamento) que "el objetivo es alcanzar los 1,4 millones de coches en los próximos cuatro años". "Marruecos figura entre las cinco naciones que cuentan con una cadena de suministros automovilísticos completa", añadió orgulloso.
La cifra que anunció el ministro para 2028 equivale a la producción anual de vehículos en Francia (1,38 millones), se sitúa por debajo de la de España (2,45 millones, el 35% de marcas francesas) y aun a gran distancia de Alemania (3,68 millones), el mayor fabricante de Europa.
De la cadena de producción salen ya unos 40.000 vehículos eléctricos, —en su mayoría Citroën fabricados en Kenitra—, pero, de nuevo, el objetivo es de llegar a los 100.000 en el año próximo, según Ryad Mezzour. Los híbridos han tardado más tiempo. El primero, bautizado "Dacia Jogger", fue producido en la fábrica de Renault el 11 de julio. Su ritmo de producción será de 200 unidades diarias.
Renault fue pionera en inaugurar una gran fábrica en Marruecos, en Tánger en 2012, hoy en día la mayor del país. Es el mayor empleador privado del país. Pero a continuación se instalaron en el país otras empresas francesas como Citroën y Peugeot, ahora reconvertida en Stellantis. Su fábrica de Kenitra fue inaugurada en 2019 por el rey Mohamed VI, lo que demuestra su apuesta por este sector. En total, cerca de 250 compañías, europeas y asiáticas, fabrican coches o sus componentes. El sector da trabajo a 260.000 personas.
La elección de Marruecos se explica por múltiples motivos, empezando por el del puerto de Tánger Med que ocupa el puesto 19 en la clasificación mundial por volumen de contenedores. A eso se añaden las ventajas fiscales otorgadas por las autoridades marroquíes, la cercanía con la Unión Europea con la que Rabat suscribió en 2.000 un acuerdo de libre comercio, una mano de obra cada vez más cualificada, pero con unos costes salariales que siguen dividiendo por cuatro a los del Viejo Continente.
Así se va transformando un país que tiene aún un fuerte sesgo rural. La agricultura supone un 14% del PIB y concentra al 30% de la población activa del país, que asciende a 12,3 millones de habitantes. Es un porcentaje alto que casi multiplica por ocho a la española (3,9%) y por once a la francesa (2,7%).
Pese a la industrialización en los sectores automotriz, aeronáutico y textil, un 35% de los marroquíes en edad de trabajar, sobre todo jóvenes, evalúan la posibilidad de emigrar al extranjero, según el último Barómetro Árabe publicado en junio. La mitad de ellos están dispuestos a hacerlo incluso irregularmente.
Font, article de Ignacio Cembrero per a "El Confidencial"
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