La Ley de Chips de Estados Unidos está impulsando el crecimiento de una región que aspira a convertirse en el nuevo Silicon Valley
Silicon Valley es un lugar icónico del sector tecnológico, puesto que allí se radican tanto las corporaciones más importantes como las startups más prometedoras de la industria. Sin embargo, gracias a la Ley de Chips de Estados Unidos le está surgiendo competencia en un sitio inesperado: el desierto de Arizona. Una región que, con la promesa de la Casa Blanca de ofrecer miles de millones de dólares en subsidios, se ha ganado el interés de algunas de las chiperas más grandes del mundo. Y la prensa ya le ha otorgado un mote acorde a su proyección: Silicon Desert.
Según reporta The Washington Post, el condado de Maricopa, cuya ciudad más importante es Phoenix, está cambiando su fisonomía a toda velocidad. Desde que Joe Biden anunció la Ley de Chips (CHIPS and Science Act), el interés de las fábricas de chips por esta región ha crecido de forma exponencial. Y la taiwanesa TSMC, la empresa líder del sector a nivel global, es la que lleva la delantera en esta iniciativa.
La firma asiática planea instalar dos fábricas en Arizona, un proyecto que le demandará una inversión estimada en los 40.000 millones de dólares. La compañía reveló a mediados de 2020 que construiría allí una planta para producir chips de 5 nanómetros. Una decisión que, por entonces, fue vista como un triunfo de la administración de Donald Trump. Sin embargo, a fines de 2022 TSMC decidió ir un paso más allá y formalizó su intención de abrir una segunda fábrica dedicada a los chips de 3 nanómetros. En medio de estos dos anuncios, Intel decidió ampliar su presencia de más de 4 décadas en la región con un plan de expansión de sus instalaciones. Un paso más para crear un nuevo Silicon Valley, pero en medio del desierto.
La Ley de Chips estadounidense consiste de un paquete de 280.000 millones de dólares para impulsar el desarrollo y la producción de semiconductores en territorio norteamericano. No todo ese dinero se destinará a la instalación de fábricas, claro. Del total, unos 39.000 millones de dólares se usarán en incentivos para manufacturar chips a nivel local. También habrá otras sumas bastante jugosas destinadas a labores de investigación y capacitación. Mientras que las firmas también podrán acceder a créditos fiscales para la adquisición de equipamientos. Y el condado de Maricopa, en Arizona, ya ha comenzado a experimentar un gran cambio en pos de convertirse en el próximo Silicon Valley.
Arizona quiere ser el próximo Silicon Valley
Desarrollar un nuevo Silicon Valley, o Silicon Desert, no solo requiere de la inversión multimillonaria —tanto propia como mediante ayudas de la Casa Blanca— para la instalación de grandes fábricas. Las regiones menos desarrolladas en los alrededores de Phoenix han comenzado a experimentar un crecimiento notorio. Desde la llegada de más empresas vinculadas con el sector tecnológico, hasta el establecimiento de centros comerciales y nuevos proyectos de viviendas. Pero el sector educativo también está transitando vientos de cambio.
The Washington Post menciona que la Universidad Estatal de Arizona ha comenzado a expandir sus programas de ingeniería, con el fin de cubrir la creciente demanda de expertos en esa área. La institución abrirá dos nuevas escuelas dedicadas exclusivamente a cursos de ingeniería y procesos avanzados de fabricación. Casualmente, o no tanto, una de ellas estará cerca de las nuevas plantas de TSMC.
Intel tampoco se queda atrás en esta cruzada. La chipera de Santa Clara ha comenzado a ofrecer cursos introductorios en colegios comunitarios, utilizando a sus propios ingenieros como docentes. Captar talentos tempranos, incluso aunque no conozcan de qué va la industria de los semiconductores, se ha vuelto crucial para la creación y expansión de un nuevo Silicon Valley en el desierto.
Construir las futuras instalaciones de TSMC e Intel en Arizona ha provocado la llegada de trabajadores de distintas partes de Estados Unidos. Aunque también se han generado roces sindicales por el arribo de una gran cantidad de mano de obra taiwanesa.
Cuando TSMC anunció la construcción de una segunda fábrica en el equivalente desértico a Silicon Valley, prometió que esto generaría trabajo para más de 10.000 obreros de la construcción. Y que cuando estuviera en marcha, crearía unos 10.000 empleos adicionales —y con altos salarios— vinculados con el sector tecnológico. De esa cifra, unos 4.500 serían trabajadores empleados directamente por la firma asiática.
El nuevo Silicon Desert crece a un ritmo brutal
El desembarco de TSMC en Arizona y el impulso de la Ley de Chips ya se está haciendo sentir en el Silicon Desert, y pone en apuros a Silicon Valley. El condado de Maricopa ha experimentado un crecimiento impactante en su producto interno bruto (PIB), superando tanto al del estado de Arizona como al de todo EE. UU.
En 2021, el PIB del condado de Maricopa creció un 8,7 %, mientras que para todo Arizona el incremento fue del 7,8 %. El registro general de Estados Unidos, en tanto, aumentó un 5,8 %. En 2022 la tendencia se mantuvo: el producto interno bruto de Maricopa creció un 4,1 %. Por su parte, los de Arizona y Estados Unidos lo hicieron en un 3,2 % y 1,9 %, respectivamente.
Queda claro que el nuevo Silicon Desert no está pasando desapercibido. Y si bien no reemplazará a Silicon Valley en lo inmediato, sí puede convertirse en un destino muy seductor para las principales tecnológicas. Aunque, claro, no todo es color de rosas. Los planes de TSMC para comenzar a producir chips en Arizona también han sufrido algunos reveses. La primera planta de la compañía iba a comenzar a funcionar este año, pero se ha demorado hasta 2025. En tanto que la segunda, que iniciaría sus actividades en 2026, recién entraría en servicio a partir de 2027 o 2028.
Font, article de Gabriel Erard per a "Hipertextual"
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