Hoy paso a contaros una experiencia personal.
Mi discapacidad me llevó a una depresión de la cual cuando creía haber salido rebajé de acuerdo con mi psiquiatra parte de la medicación que tomaba para ésta, y dejé de ir a la psicóloga.
Y ahí es cuando erré pues recaí de nuevo en el "pozo", los que hayáis pasado por una depresión sabréis a que me refiero.
Y en esta recaída me encontré con algo que no había tenido con anterioridad pues además del decaimiento típico de dicho estado psíquico, me encontré con una descomposición estomacal que no remitía con la medicación habitual para ella, y a la cual mi médico de cabecera no le encontraba motivo, solicitándome una gastroendoscopia para ver de dónde provenía la misma, la cual prueba, ya sabéis la demora que hay en la Seguridad Social. Aún no me la han practicado y creo que no me hará falta por lo que os comentaré a continuación.
Al mismo tiempo en mi cabeza no paraban de sonar canciones tras canciones incluso estando entretenido viendo la televisión, mirando el Facebook o charlando con alguien, llegando al punto que para dormirme mentalizaba un tema bastante coral y sin letra.
Comentando el tema con mi psiquiatra me volvió a restablecer la medicación que tomaba y, oh milagro, en unos pocos días se me levantó el ánimo y con éste desaparecieron dichos desarreglos estomacales, además de rebajar, aún no del todo, el canturreo de mi mente.
En conclusión, la depresión había psicosomatizado mi cuerpo añadiendo a mi discapacidad física más males también físicos.
Concluyo con un consejo si me permitís: Los que tengáis depresión no tengáis prisa en dejar vuestra medicación ni a vuestro psicólogo/a aunque os sintáis ya fuera de ella.
ENRIC
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