Cada día que pasa estoy más indignada, pero no resignada, por la vida que está transcurriendo delante de mis ojos.
Estoy indignada, pero no resignada.
Los políticos cada vez se encierran más en sus sillones, en sus millones y en la incapacidad del pueblo para poder reaccionar. Nos mueven con los hilos que más les convienen, siendo sus marionetas, con las que juegan y se divierten. Pero somos seres humanos, sentimos, comemos, nos vestimos, pero a ellos les dá igual. Ellos se visten con trajes de 1ª, comen caviar y langosta, viajan en Bussines y sé seguro que tienen para comprar regalos a sus hijos estas Navidades. Nosotros también. Nosotros cada día nos esforzamos más por seguir con nuestro negocio, con nuestro trabajo, comprar comida, ir al médico, regalar, incluso algo tan fácil como una sonrisa, ya se nos hace cuesta arriba.
A ellos esto no les importa, siguen en su sillón, diciendo que todo se está arreglando, qué todo va bien. Seguro que su bolsillo no se resiente.
Para ellos estas próximas Navidades serán una Navidad más, para muchos estas Navidades serán una verdadera tortura, porqué no tendrán alegría, no tendrán ganas de seguir adelante, y el espíritu navideño lo han perdido en estos últimos tiempos. No vendrá ningún Papa Noel a regalarles felicidad, ni vendrán unos reyes a darles oro, incienso o mirra. Seguiremos igual, mejor dicho, peor.
Pero yo sigo creyendo en la Navidad, y los únicos que podemos hacer que esto cambie somos nosotros mismos, en nuestras manos está cambiar el presente y futuro, aprendiendo del pasado, de la historia, de las voces del pasado. No nos dejemos avasallar, no somos vasallos, somos personas, y eso nadie lo puede cambiar, aunque nos quieran modelar a su gusto. No nos retiremos del frente, luchemos con las palabras, el resto yá vendrá.
MARIA LOURDES VALERO BLASCO
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