En total, se analizaron 57 indicadores y se aplicó el método de entropía para calificar cada uno, y otorgaron mayor importancia a aquellos con menor variabilidad. Todo el estudio se enfocó en el parque fotovoltaico de Qinghai Gonghe, una instalación ubicada en el desierto de Tarlatán.
La sobra de los paneles solares
Los datos del estudio indican que el área dentro del parque solar obtuvo una puntuación de 0.4393, catalogada como "general" por el modelo, mientras que las zonas de transición y exterior fueron calificadas como "pobres", con puntuaciones de 0.2858 y 0.2802, respectivamente.
Adicionalmente, los investigadores encontraron que el desarrollo de la energía fotovoltaica mejoraba el microclima, las propiedades del suelo y la diversidad de plantas y microorganismos en la zona donde los paneles solares generaban sombra. También se observaron otros efectos, como la reducción de la presión del aire y el aumento de la humedad en el ambiente.
El estudio concluyó que la instalación de paneles solares en la superficie del desierto había generado condiciones más favorables para el crecimiento de vegetación y vida microbiana. "El desarrollo fotovoltaico ha tenido un efecto positivo en la ecología y el medioambiente en zonas desérticas", indicaron los investigadores.
Una investigación con más potencial
Sin embargo, la investigación no ha finalizado. Los científicos sugieren que es necesario realizar un seguimiento a largo plazo de los efectos de este tipo de instalaciones, no solo para entender su impacto en la ecología y el medioambiente, sino también para maximizar sus beneficios y minimizar posibles efectos negativos.
Además, destacan que, a medida que aumenta la demanda de energía renovable, se vuelve crucial comprender cómo estas grandes infraestructuras pueden afectar los ecosistemas locales. También subrayan la importancia de identificar las ubicaciones óptimas para su construcción.
Font, article de Gonzalo Hernández per a "Xakata"
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