Vista satelital de la mancha detectada en el Sáhara (NASA/Landsat/Joshua Stevens)
La 'mancha' tiene una extensión de 44.000 kilómetros cuadrados, por lo que es comparable a la de esta comunidad autónoma española. Una técnica innovadora ha permitido conocer su origen.
A pesar de que desde el espacio parece una llanura uniforme, el terreno está plagado de chimeneas, conos y superposiciones de roca volcánica. Algunos de estos conos alcanzan más de 100 metros de altura, mientras que la cima más elevada del conjunto se sitúa en torno a los 1.200 metros sobre el nivel del mar.
Un relieve irregular modelado por lava antigua
El aspecto moteado que muestran las imágenes se debe a la arena acumulada entre las grietas de la lava, que refleja la luz solar. Esta característica ha sido captada con especial detalle mediante un sistema digital de composición conocido como mosaico de mejor píxel.
Este método selecciona los fragmentos más nítidos de múltiples fotografías tomadas a lo largo de tres años, eliminando interferencias como nubes o tormentas de polvo. Gracias a ello, los científicos han podido estudiar con mayor precisión los detalles geológicos de esta zona remota.
Lo que hace especialmente singular al campo de Haruj es que no se formó por el choque de placas tectónicas. Su origen se vincula a una pluma del manto, un ascenso de material caliente desde el interior profundo de la Tierra, capaz de generar depósitos de magma sin necesidad de fracturas en la corteza.
Este proceso dio lugar a erupciones lentas y constantes, más parecidas a las del volcán Kilauea en Hawái que a fenómenos explosivos como los del Etna o el Vesubio. Así fue posible que el magma se filtrase de forma continua a través de múltiples respiraderos, acumulándose con el tiempo y dando lugar a la imagen.Font, article de R. Badillo per a "El confidencial"
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