jueves, 3 de abril de 2025

La NASA alerta sobre la "Anomalía del Atlántico Sur": podría ser el indicio de una inversión geomagnética

 


La Agencia estadounidense lleva investigando el caso de la SAA desde 1985 y, aunque su futuro es incierto, podría suponer grandes cambios que afecten a la Tierra

Este caso lleva siendo un punto de interés para la ciencia desde su temprano descubrimiento en la segunda mitad del siglo XX. Aunque pueda parecer una excepción, en el pasado se ha informado sobre la aparición de varios registros similares que forman parte de un ciclo natural asociado con las dinámicas del núcleo terrestre. Sin embargo, durante los últimos años, la NASA ha puesto el foco de su atención en la posible repercusión que podría invocar la proliferación de este fenómeno.

Entre otros aspectos, el caso que más preocupa a los científicos es el probable intercambio entre los polos magnéticos. Desde que fue avistado por primera vez, allá por 1958, el estudio y la investigación de la llamada "Anomalía del Atlántico Sur" ha suscitado diversas teorías sobre la deriva de la misma en su propio porvenir.

Por el contrario, en el presente, se ha constatado la evidencia primera de su existencia por medio de un cinturón interno de radiación ubicado en esta localización que cuenta con una menor intensidad magnética. Es así como los efectos de esta aparición pueden suponer en su evolución un severo debilitamiento de la capacidad magnética terrestre que, en su extrema posibilidad, supondría la inversión total antes mencionada.

La "Anomalía de Atlántico Sur": todo lo que sabemos

Es denominada por los investigadores como una "abolladura" situada en el región donde los cinturones de radiación de Van Allen se encuentran a menor distancia, es decir, a unos doscientos kilómetros de la superficie terrestre. A pesar de lo que pueda parecer en un principio, la verdad es que su estado no repercute sobre la vida en la Tierra sino que sus consecuencias se posicionan en la órbita espacial afectando a naves espaciales y satélites. Asimismo, la Estación Espacial Internacional, que suele frecuentar esa zona específica también ha reportado estos notorios resultados.

Además, desde haces años se ha registrado que su propia expansión está provocando una escisión de la SAA en dos regiones distintas. El proceso de creación de este fenómeno encuentra su origen en las desigualdades que presenta el flujo dinámico de metales líquidos en el núcleo externo que, a su vez, genera corrientes eléctricas que producen el campo magnético global.

De esta suerte, aunque su surgimiento sea catalogado como "anomalía" esta se debe a sus características morfológicas más que a la particularidad de su registro. Por tanto, las irregularidades naturales que se encuentran debajo del manto interior provocan las irregularidades en los patrones de flujo.

Las auroras boreales podrían verse afectadas

Un estudio que ha medido la evolución de la SAA por más de dos años ha dictaminado una posible repercusión sobre estos paraísos visuales fruto de la naturaleza. La investigación señala como punto de partida a este "bache" ante la evidente debilitación sustancial en el sistema auroral. Mientras que esta hipótesis fue iniciada en el pasado, el proyecto de la AGU refutó, con conocimiento de causa, los efectos de las anomalías magnéticas en las auroras planetarias.

En efecto, este asunto repercute tanto a la intensidad como al "debilitamiento sustancial de las fluctuaciones magnéticas aurorales" tal y como indica la organización.

¿Qué consecuencias podría tener este suceso?

Aunque la posibilidad de una inversión geomagnética de los polos sea algo remota, es un hecho constatable que estos movimientos pueden llegar a preceder, ser el preludio acorde, a estos desplazamientos. Por otro lado, la división de esta expansión en dos regiones supone un mar de cuestiones que plantean más dudas que antes, así que, su propio desarrollo futuro traerá consigo nueva información una vez que estas dos áreas sean totalmente diferenciadas. Mientras tanto, la NASA cuenta con varias misiones de investigación, como ICON y Swarm, con satélites adaptados a las condiciones que recopilan información clave sobre las variaciones del campo magnético.

Font, article de Pablo Martín Henche per a "La Razón"

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